Amandina Manquepi Vita con sus manos da vida a creaciones que llevan consigo el legado milenario del pueblo pehuenche, al seguir la tradición de su fallecido abuelo, Segundo Vita, quien se dedicaba a la orfebrería en Butalelbún en Alto Biobío
La artesana parte por mencionar que su abuelo trabajaba de manera autodidacta y que ella, inicialmente se sumó a un curso impartido por Prodemu, con un periodo de formación de tres años, que, aunque se vio interrumpido por la pandemia, no menguó objetivo. "Igual nos tocó la pandemia y no pude aprender tan bien como pensaba desde un comienzo, pero he ido adquiriendo más destrezas y habilidades como orfebre en estos cuatro años" expresó Amandina Manquepi, quien recientemente participó del hito de cierre del Programa Emprendamos Básico del Fondo de Solidaridad e Inversión Social Fosis del Biobío. Amandina, junto a emprendedoras y emprendedores de Los Ángeles, Quilaco, Santa Bárbara, Antuco, Cabrero, Yumbel, Laja y San Rosendo dieron un nuevo paso para avanzar en sus respectivas propuestas de negocios.
Su arte se caracteriza por incorporar técnicas ancestrales, donde el picoyo, proveniente de la resina de araucaria, cobra protagonismo. "Trabajo en picoyo, que viene de la resina de araucaria, que no tiene tres ni cuatro años, sino que son milenarias. Trabajo con alpaca. Hago aros, trapelacucha y trarilonco", expresó con orgullo, reconociendo la conexión profunda que tiene con la tierra y las tradiciones de su pueblo.
Sin embargo, expresó que la primera cercanía con su arte la experimentó en su infancia, donde las manos expertas de su abuelo, Segundo daban vida a joyas con identidad.
Agregó que conserva los recuerdos de su infancia, "recuerdo a mi abuelo y es muy bonito trabajar en esto. Me encanta y me quedo hasta las dos de la mañana haciendo joyas. Este es mi trabajo, me gusta hacerlo y lo hago con harto cariño".
Desde hace dos años, Amandina ha logrado llegar con sus artesanías a ferias organizadas tanto en Concepción como en Los Ángeles. Aunque sueña con tener un taller propio, por ahora, cada rincón de su hogar se convierte en su espacio dedicado a la creación. "Por ahora trabajo en cualquier lugar de mi casa. Sueño con tener un taller, pero por ahora lo hago en mi casa, donde puedo me acomodo.
En su familia, ella es la única que mantiene el legado de la orfebrería, aunque ha intentado transmitir sus conocimientos, "he tratado de enseñar este oficio pero no me ha resultado. De mi familia soy yo la que trabajo como orfebre".
En ese sentido, dijo que además de crear joyas, al acercarse el invierno, "hago chalecos, bajadas de cama. Todo lo que me piden".
Sobre cómo contactarla detalló que "quisiera invitar a la gente a que vea mi trabajo que es cien por ciento manual. Nada de máquinas. Todavía no tengo redes sociales, pero lo voy a hacer más adelante. Por ahora entrego mi tarjeta a las personas que me compran", precisó, al tiempo que confesó que su deseo es llegar a distintos lugares con su artesanía patrimonial.
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