Entre las regiones del país, la del Biobío engloba con su diversidad, geografía y población, la esencia e historia de Chile. Ese reino secreto y naturalístico se refleja también en los rincones de la provincia, como en la localidad de Rere, a 21 Km al oeste de la ciudad de Yumbel.
Fue fundada en 1586 con el nombre de villa de Nuestra Señora de Buena Esperanza de Rere, es uno de los asentamientos hispanos más antiguos de la provincia de Biobío, con más de 438 años de historia y tradiciones.
En la década del 70, luego de una modificación de los límites comunales, la localidad pasó ser parte de la comuna de Yumbel.
Su alcalde José Sáez Vinet destacó a Rere como un tesoro dentro de la comuna:
Este pequeño rincón, rodeado de naturaleza, parece haberse detenido en el tiempo, conservando el encanto que lo convierte en un destino único para quienes buscan desconectarse de la ciudad y tecnología.
Rere es un verdadero patrimonio arquitectónico, con edificaciones coloniales de antiguas épocas, que le valió que el conjunto jesuita - formado por el campanario, las campanas de oro, la tumba del Padre Mayoral y la palma chilena - sea Monumento Histórico Nacional.
La localidad se forjó entre cultivos y sables debido a que formó parte de la línea defensiva que se instaló en la ribera norte del río Biobío durante la conquista española.
El origen etimológico de Rere proviene del mapudungún, que significa pájaro carpintero, en honor a una de estas aves de color negro que martillaba en aquel tiempo los numerosos bosques nativos.
Hellmuth Herlitz Cifuentes, encargado de la Unidad de Artes y Cultura Municipalidad de Yumbel, destacó algunos de los lugares simbólicos del sector. Mencionó la Ruta del Oro, cuyo el principal atractivo es el campanario y las campanas cuya leyenda afirma tener un 12% de concentración de oro que era extraído de los lavaderos cercanos.
Sin embargo, lo más relevante es que dichas estructuras simbolizan de fe y resistencia del territorio y su gente, además de ser testigos de incontables historias locales que le confieren rasgos de identidad y fortaleza a la zona.
La parroquia erguida en 1927 y que con el terremoto de 1960 fue destruida, años después volvió a levantar en un nuevo edificio muy cercano de la original.
Sin embargo, el protagonismo se lo lleva la plaza, con sus árboles centenarios y sus amplios de áreas verdes cuyo centro está coronado por la figura Alonso Sotomayor, fundador de Rere, quien vigila el ir y venir de las personas que pasean por el tranquilo lugar. Esta rica historia recuerda y mantiene viva en la memoria de los sus habitantes los tiempos coloniales.
En el archivo histórico titulado "Rere apuntes para su historia", de los autores Umanzor y Silva, se explica que los lavaderos de oro fueron la actividad productiva y económica que le otorgó importancia a nivel nacional a este mágico lugar.
Gracias a dichos lavaderos de oro instalados en distintos puntos de la zona, se desarrolló una importante explotación aurífera, siendo los más importantes los del sector llamado minas de Matamala.
Con el tiempo, se desarrolló una creciente agricultura que se mantuvo hasta mediados del siglo XX con una destacada producción de cerealera y más tarde la viñatera.
Pese a que con los años las cosas han cambiado, el comercio local de Rere aún conserva magia y encanto para los turistas que pueden encontrar pequeñas tiendas con productos artesanales y agrícolas que ofrecen rasgos culturales, patrimoniales, naturales, propios de la identidad de Biobío y sus tierras.
Las mermeladas fabricadas a mano, los dulces caseros, artesanías y antigüedades que cuentan historia de sólo mirarlas, logran que el visitante vibre con la energía que flota en el aire.
También está la amabilidad del vecino, las casas de adobe y tejas que hacen sentir que viajas a muchas épocas pasadas donde la vida transcurría más lenta.
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