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La Tribuna

La historia de una familia nacimentana que une el río Biobío con viñedos centenarios

por Claudia Robles Maragaño

Las parras, de unos 400 años, pertenecían a los bisabuelos maternos de la familia, que actualmente trabaja en su proyecto enoturístico, con recorridos en balsa por el río junto con la producción de vinos.

Vinos artesanales Valle del Biobío / Juan Carlos Mancilla

Francisco Cruces Gallegos, conocido como "Pocha" ha vivido toda su vida ligada a actividades a orillas del Río Biobío. Desde niño, comenzó a trabajar como ayudante de botero, aprendiendo a conocer cada rincón del Biobío.

"Conozco el Río Biobío como la palma de mi mano" relató el vecino de Millapoa, quien a los ocho años comenzó a trabajar como ayudante de botero. A lo largo de los años ha sido testigo del crecimiento y del cambio de su entorno.

Hoy, junto a su familia, Francisco es parte de la Viña Luz de Luna, un legado familiar que se mantiene por más de cuatro sigloe en la localidad de Millapoa, en la comuna de Nacimiento.

La viña, que produce la tradicional cepa país, ha dado un paso hacia el enoturismo  

con el apoyo de Francisco y su esposa Clara Arriagada. Ellos representan a la actual generación que se proyecta hacia el futuro, conservando la esencia y la tradición familiar.

En balsa por el río Biobío de Millapoa a Diuquín / Diario La Tribuna
En balsa por el río Biobío de Millapoa a Diuquín Diario La Tribuna

FRANCISCO CRUCES: "CONOZCO EL RIO BIOBÍO COMO LA PALMA DE MI MANO"

"Conozco el Río Biobío como la palma de mi mano" relató Francisco Javier Cruces Gallegos, quien a los ocho años comenzó a trabajar como ayudante de botero. Conocido como "Pocha" ha desarrollado gran parte de su vida en la ribera del Río Biobío. Creció en Millapoa, junto a nueve hermanos, siete de los cuales emigraron de la zona. "Nos desparramamos y somos dos los hermanos que seguimos aquí en Millapoa. Algunos se fueron a Concepción y Santiago. Una hermana se fue a Uruguay". Agregó que "algunos hermanos vienen los fines de semana y nos visitan aquí", mientras no duda en afirmar que "Millapoa es muy lindo".

Durante una transmisión en vivo por redes sociales de diario La Tribuna y radio San Cristóbal, compartió su historia, con anécdotas, desafíos y sueños, contando cómo su vida ha estado siempre ligada al Río Biobío.

En la siguiente entrevista, nos relata su cercanía con el Biobío y su vida en Millapoa.

Pregunta.  ¿Qué tanto conoce el Río Biobío?

Respuesta.  Yo llegué hace años acá donde comencé como ayudante de botero a los ocho años. Ahora pasé a tener dos botes y después logré construirme una balsa. Conozco el Biobío desde años. Me crié en el Río Biobío.

P. ¿En qué consistía su trabajo como ayudante de botero?

R. Con los boteros veníamos a esperar el tren que llegaba desde Concepción y ayudábamos a acomodar los bolsos a los boteros para que tuvieran tiempo de subir a más gente. Ahí nos daban unas moneditas y así vivíamos no más.

P.  ¿Cómo ha cambiado hasta ahora su vida? 

R.   Ha cambiado mucho. Aquí con los vecinos tenemos tres balsas. Yo me construí una propia.  Hay que trabajar bien fuerte pero el Río Biobío lo conozco como la palma de la mano.

P.  ¿Cómo es su vida en Millapoa?

R.  Millapoa es muy lindo. Aquí he logrado estar trabajando las viñas y produciendo vinos. Me entretengo en la balsa y produciendo vino. Hemos hecho cosas bonitas y también hay que acordarse de Dios.

SOBRE EL SERVICIO

Viña Luz de Luna / cedida por
Viña Luz de Luna cedida por

Reconociendo su profundo apego y amor por su tierra, también nos contó cómo organiza sus labores diarias y qué lo impulsa a seguir adelante. 

Pregunta.    ¿Cómo se organiza y qué servicio entregan en Millapoa?

Yo vengo a la hora que sea. Llueva o no llueva vengo igual. Me gusta trabajar. Vine a esta tierra a trabajar. Ojalá, mi hijo, sea igual. (responde, mientras se ríe)

P.  En balsa, ¿Se reduce el tiempo de viaje a Los Ángeles?

R.   En tiempo se ahorra más de una hora. Es más cortito el viaje para allá por Santa Fé y Millantú. También está pavimentado y acá no, el camino es de tierra y se demora más.

P.    ¿Qué falta para seguir cumpliendo sus sueños?

R.    Que nos pavimenten el camino, o que nos asfalten porque aquí es muy lindo y llega mucha gente. En el verano se llena a los dos lados, tanto en Millapoa como al frente, en Diuquín. Llega mucha gente y para los autos chicos es malo el camino. Tiene que ser camioneta o vehículo alto.

P.      ¿Cómo contactarlo a usted?

R.     A mi todos me conocen, y me dicen Pocha. Por el vino llegan todos a mi casa. Por la lancha igual. Mucha gente llega donde mí. Mi hijo y mi nuera se dan cuenta. Esperamos que mis nietas sigan con Luz de Luna y este proyecto de darle ánimo al vino que aquí se produce. Hay que estar siempre con fe en Dios.

LAS AÑOSAS PARRAS

Viñedos en Millapoa / cedida por la familia
Viñedos en Millapoa cedida por la familia

Con más de 400 años de historia, las parras de cepa país son testigos de las tradiciones vitivinícolas que perduran a lo largo de los siglos, y que se han desarrollado a orillas del río Biobío, entrelazándose con la historia patrimonial y familiar y la época del auge del ferrocarril, que por décadas impulsó el crecimiento de la zona.

Francisco Cruces Bustos, junto a su esposa Clara Arriagada, buscan potenciar el proyecto enoturístico que, en las últimas décadas, ha desarrollado Francisco Cruces Gallegos en las tierras heredadas por su esposa Zenaida Bustos Gutiérrez. "Es tradición de mi familia producir vino cien por ciento natural," señaló Francisco en entrevista con diario La Tribuna y radio San Cristóbal, durante un recorrido por los viñedos que ha sido parte de la familia por siglos.

Consultado respecto de las características de las parras dijo que algunas de ellas son centenarias, "son plantas rastreras porque no tienen sistema de regadío. Están expuestas al sol en los meses de primavera y verano" detalló, al explicar que son parras resistentes y de alta adaptabilidad, logrando perdurar en el tiempo.

En cuanto a sus cuidados, explicó que se sigue trabajando con métodos tradicionales que han sido transmitidos de generación en generación. "Lo único que se hace es podarlas y moverles la tierra, que es lo que hace mi padre todos los días que está trabajando con ellas" describió Francisco sobre la labor diaria que realiza su padre, Francisco Cruces Gallegos, quien mantiene el legado familiar.

A lo largo del tiempo, las plantas, expuestas a un clima por meses adverso, se han adaptado a las condiciones locales sin intervención de sistema de riego. "Regadío no tiene. Solamente lo que le llega durante todo el año. En el verano la sufre más porque no hay mucha agua para acá pero como es una planta firme para estas tierras se mantiene muy bien acá en la zona" agregó Francisco.

RECONOCIMIENTO AL LEGADO FAMILIAR

Viña Luz de Luna / cedida por la familia
Viña Luz de Luna cedida por la familia

Una cata a ciegas, realizada por conocidos sommeliers significó para la familia de Millapoa, el reconocimiento en la cuarta versión del vino ancestral en Nacimiento, donde su vino Don Tintón, obtuvo el tercer lugar. "Ahí hubo un boom por dar a conocer la viña, hacer degustaciones en la bodega, a que vinieran acá a las viñas

a degustar y demostrar que aquí sí se produce un buen vino en el Valle del Biobío" manifestó Francisco, al recordar cómo se logró dar mayor visibilidad a la viña.

La propuesta familiar lleva el nombre de Luz de Luna, considerando incorporar los nombres de las hijas de Francisco y Clara, quienes desde muy pequeñas eran llevadas a los viñedos de sus abuelos.  "Nosotros tenemos dos hijas que son nuestro pilar, nuestro motor. Una se llama Luna y la otra se llama Luz y encontramos que la combinación era perfecta" mencionó Clara Arriagada, quien distribuye su tiempo entre su trabajo en un jardín infantil con las responsabilidades del negocio familiar.

EN CANOA POR EL RÍO BIOBÍO

La canoa es parte de la propuesta de enoturismo / Diario La Tribuna
La canoa es parte de la propuesta de enoturismo Diario La Tribuna

Las catas, la venta de vino y los recorridos en canoa por el Río Biobío forman parte de la visión a futuro de la familia de Millapoa. Clara afirmó que están empeñados "en potenciar este hermoso sector de Nacimiento, uniendo lo mejor. Tenemos el vino y la balsa. Entonces uniendo el recorrido de la balsa por el río Biobío, con las catas de vino nuestra proyección es que también vengan extranjeros a embotellar y así sacar nuestro vino fuera del país".

Agregó que actualmente disponen de dos tipos de vino, "son vinos únicos, naturales, que conservan todas las tradiciones de cómo se trabajaba hace 50 años. Esas costumbres mi suegro todavía las conserva y gracias a eso, tuvo el reconocimiento de entre diez viñas. Nosotros siendo nuevos obtuvimos el tercer lugar y felices con ese tercer lugar que nos dio todo el potencial para asegurar que lo que tenemos es bueno y que puede seguir siendo mejor".

Sobre las tradiciones que mantienen en el tiempo, Clara manifestó que siguen siendo procesos tradicionales, "se mantiene la poda, la cava en procesos que se hacen en familia y si necesitamos colaboradores son vecinos del sector y que conocen del lugar porque las parras igual son celosas y pueden bajar la producción si las atendemos mal".

La influencia de las fases lunares en la producción es otro aspecto distintivo de esta viña. "Es el tío el que sabe los secretos y dice en tal fecha tengo que podar, o sacar la uva para cosechar," dijo Clara, destacando cómo estos conocimientos se han transmitido de generación en generación. La familia Cruces, reconoce el valor de estos saberes, se dedica a aprender y preservar estas prácticas, asegurando que "no se pierda la historia, las tradiciones y el patrimonio" que han sido su legado durante siglos.

Vista panorámica al río Biobío / Diario La Tribuna
Vista panorámica al río Biobío Diario La Tribuna

Las parras que pertenecían a los bisabuelos maternos de la familia han sido trabajadas por Francisco Javier Cruces Gallegos durante los últimos 30 años, manteniendo un rendimiento constante. "En este cuartel son 2 mil 500 plantas y no se ha bajado el rendimiento en los últimos 15 años," señaló su hijo Francisco.

Como anécdota familiar, contó sobre otro cuartel que era herencia de su abuelo: "Me dijo para que tú estudies. Ese cuartel daba 60 gamelas negras. Empezó a trabajar mi padre con ellas y ahora pasa las 500 gamelas. Entonces mi padre le da el rendimiento a la planta porque cuando él no las trabaja se marchitan o baja su rendimiento" puntualizó sobre las historias que dan vida a la viña familiar.

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