De la Tragedia de Antuco a la actualidad: Comandante Lauriani explica avances en modernización en refugios militares

Los refugios de montaña, inicialmente diseñados para la instrucción y entrenamiento militar en terrenos cordilleranos, han evolucionado para convertirse en elementos clave que van más allá de su objetivo original.

En el caso de la provincia de Biobío, actualmente el Destacamento Los Ángeles mantiene activos tres refugios de montaña: "Rayenco", cercano a las centrales de generación eléctrica del Laja; "La Cortina", situado a un costado del centro de esquí de Antuco y el refugio "Mariscal Alcázar", localizado en el sector de "Los Barros", a los pies del cerro "Protector".

En entrevista con diario La Tribuna, el coronel Cristian Lauriani, comandante del Destacamento de Montaña Los Ángeles, resaltó la importancia estratégica de los refugios en la zona cordillerana de la provincia, señalando que cumplen un rol clave en la presencia del Estado en zonas poco pobladas.

Precisó que estas instalaciones no solo aportan seguridad, sino que también facilitan el desarrollo de actividades económicas y de infraestructura. "En geopolítica, que es la ciencia que estudia la influencia de la geografía en la toma de decisiones de la autoridad, se considera la existencia de espacios vacíos como una vulnerabilidad para el Estado" expresó.

En ese sentido agregó que "por tal razón, se requiere cubrir esas áreas con organismos estatales, a fin de facilitar el desarrollo de actividades productivas y evitar cualquier tipo de amenaza que afecte a su seguridad. En este contexto, el Ejército, a través del despliegue de los refugios militares de montaña, contribuye a la mantención de la presencia del Estado en esas áreas despobladas" señaló Lauriani, al destacar la importancia de los refugios del Destacamento Los Ángeles en la ocupación de estos territorios.

El comandante de la unidad militar manifestó que estos refugios han permitido "proveer seguridad y a la luz de esa seguridad, desarrollar actividades agrícolas, turísticas, de desarrollo de infraestructura y de conectividad", haciendo referencia al nuevo complejo fronterizo Pichachén, "en el cual el Destacamento Los Ángeles ha tenido una tarea importante, despejando rutas y facilitando las dependencias que tiene en el sector de Los Barros para la empresa que va a construir ese complejo".

En ese sentido agregó que "la tarea del Ejército en la vertebración del territorio y en la ocupación de esos espacios vacíos es fundamental", y resaltó la importancia de mantener una presencia constante en zonas remotas.

LECCIONES DE LA TRAGEDIA DE ANTUCO

Consultado sobre cómo la modernización de los refugios Rayenco. La Cortina y Mariscal Alcázar incorpora las lecciones aprendidas tras la Tragedia de Antuco, el coronel Lauriani fue enfático al asegurar que estas obras buscan "mejorar las condiciones de habitabilidad para que el personal que concurra a actividades de instrucción y de entrenamiento pueda estar en buenas condiciones tanto de salubridad como custodiados del impacto del efecto atmosférico y, de esa manera, obviamente evitar tragedias como las que vivimos en el pasado"

Además, mencionó la decisión del Ejército de recuperar los refugios Los Barros, La Cortina y Rayenco después de que sufrieran deterioro luego de la Tragedia Antuco y la pandemia. "Estamos recuperando estos tres refugios para que, además de servir en el plano militar con la instrucción y entrenamiento, sigan manteniendo la presencia del Estado en esos espacios que no están siendo utilizados por la sociedad, proveyendo seguridad para que pueda desarrollar sus actividades en una condición segura", expresó.

DE SUS ORÍGENES AL PRESENTE

El primer refugio de montaña que se levantó en Antuco fue el cuartel "Mariscal Alcázar". Su construcción data de la década de 1950, producto de la decisión institucional de conformar unidades especialistas en montaña y de una donación que realizó al Ejército de Chile y la familia del filántropo y médico angelino Víctor Ríos Ruiz.

La segunda construcción, "La Cortina", data de la década de 1980. Se levantó con el propósito de servir de instalación para el alojamiento del personal que concurría a instrucción de esquí en los faldeos del volcán Antuco.

El tercer y último refugio militar es el de "Rayenco". Esta instalación fue utilizada inicialmente como polvorín para el almacenamiento de explosivos por parte de la empresa encargada de construir las centrales hidroeléctricas del río Laja, el cual más tarde fue donado al Ejército, para ser empleado con fines militares.