Inspirada por los antiguos maestros de Nacimiento y movida por una profunda vocación artística, Jazmín Guerra decidió dejar atrás la ingeniería en informática para fundar Aliwen de Barro, un taller donde la alfarería cobra vida como oficio, arte y espacio comunitario.
Su historia, conocida a través del programa de entrevistas emitido a través de la multiplataforma de diario La Tribuna y radio San Cristóbal, "Biobío Ruta de Campeones", es testimonio del valor de preservar las raíces culturales a través de las manos y el fuego.
En el marco de una conversación amena y cercana Yazmín Guerra relató, con emoción su gran motivación respecto a dedicarse al rubro alfarero, ya que dejó de lado un trabajo formal relacionado con la ingeniería en informática para emprender su sueño e instalar un taller dedicado al desarrollo integro de la alfarería.
De acuerdo a la información entregada, la historia de la alfarería en Nacimiento se remonta a los primeros habitantes de la zona. Diversos registros dan cuenta de la fabricación de elementos cerámicos utilizados tanto en la vida cotidiana como en ritos funerarios, un legado de las culturas indígenas que habitaban la zona.
Fue en 1934 cuando la cerámica de Nacimiento dio un giro trascendental con la llegada de Bartolomé Serra, quien fundó la fábrica de cerámica La Ribera. Este hombre visionario, originario de las Islas Baleares, introdujo el uso del torno, lo que permitió la creación de piezas esmaltadas y un cambio radical en la producción, de artesanal a industrial.
Aliwen de Barro, nace bajo la premisa de ser una empresa dedicada a la fabricación de artículos de greda y cerámica tanto utilitarias como decorativas, junto a la realización de cursos y diversos talleres abiertos a toda la comunidad.
La principal diferencia entre alfarero y ceramista es que la alfarería está vinculada al torno o la rueda giratoria, mientras que la cerámica incluye una gran variedad de técnicas para la fabricación de piezas, entre las cuales se puede encontrar la alfarería, además de escultura, modelado a mano, decoración, etc. Es decir, el ámbito del ceramista es mucho más amplio y puede incluir la fabricación de objetos para todo tipo de usos, incluso industriales.
"Espero que el legado de la alfarería siga creciendo y vigente por muchos años más en Los Ángeles, agradezco el apoyo constante de la comunidad y la gran cantidad de participantes que llegan a nuestras jornadas de talleres. Incluso recientemente formé parte de una exposición cultural organizada por el municipio de angelino, donde todas mis piezas fueron muy bien recibidas por los asistentes. Siempre es positivo ser reconocida por tu trabajo de manera positiva", relató Jazmín Guerra.
La artesana también extendió una invitación a toda la comunidad angelina, respecto a mantener vivas estas tradiciones y oficios, "las puertas de mi taller siempre van a estar abiertas para quien desee aprender, pueden encontrarme en Instagram como Aliwendebarro, donde vamos a responder todas sus dudas y consultas" finalizó Jazmín.
Así, como reflejo de los cambios propios de los territorios, de sus habitantes y tradiciones, las expresiones alfareras a lo largo de Chile se han ido transformando según avanza la historia.
En muchos de ellos se mantiene la tradición del oficio cuyo proceso productivo parte con la sustracción del barro desde distintas vetas, sigue con la preparación de las pastas depurando y seleccionando el material; continúa el modelado a mano o a través de moldes, la cocción directo a leña o en hornos a altas temperaturas donde la pieza se endurece, y luego se le dan las terminaciones.
Este oficio es forjado principalmente en manos de mujeres, construyendo la imagen de la locera o la alfarera.
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