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La ceremonia histórica se llevó a cabo el domingo 19 de octubre, a las 10:30 horas —horario local— en la emblemática Plaza de San Pedro, y fue presidida por el Santo Padre León XIV. Durante la eucaristía se realizó el rito de canonización de siete beatos, entre ellos la italiana Vincenta María Poloni.
La canonización de Vicenta María Poloni, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona, está estrechamente ligada a Chile debido al milagro atribuido a su intercesión. Este suceso ocurrió en el sector de Las Águilas, en la comuna de Quilleco, dentro de la jurisdicción eclesiástica de la Diócesis Santa María de Los Ángeles.
La protagonista del hecho, Audelia Parra, de 82 años, sobrevivió de forma inexplicable a una hemorragia interna que se produjo durante una intervención quirúrgica considerada de alto riesgo.
En aquel momento crítico, su nieto, el entonces seminarista y hoy sacerdote Álvaro Martínez, oró con fervor pidiendo la intercesión de la beata Poloni, lo que resultó en una recuperación descrita como "inmediata y completa". Tras varios años de investigación, que incluyeron análisis médicos y teológicos, el milagro recibió la aprobación definitiva de la Congregación para las Causas de los Santos.
La delegación chilena que viajó a Roma estuvo compuesta por cerca de 70 fieles, entre ellos Audelia Parra y su nieto, el padre Álvaro Martínez Leal, vicario de Nacimiento. Audelia Parra y el padre Martínez tuvieron el honor de presentar las ofrendas directamente al altar papal durante la Santa Misa.
El padre Álvaro Martínez, quien guio a su abuela a la recuperación a través de la oración, describió el domingo 19 de octubre como "un verdadero encuentro con el cielo".
La peregrinación chilena en Roma fue notable no solo por la presencia de la familia Parra, sino también por quienes certificaron la inexplicabilidad médica del milagro: los doctores que atendieron el caso.
El padre Martínez resaltó la importancia de la presencia de los profesionales de la salud que acompañaron el proceso de sanación de su abuela y se reunieron en Roma.
Los peregrinos chilenos reflejaron una profunda emoción y reconocieron la experiencia como un inmenso regalo de Dios. Una de las hijas de Audelia Parra expresó la gratitud familiar al ver a su madre participar en la ceremonia, once años después del milagro:
Otros asistentes a la peregrinación, como Gina y Juan Carlos de Nacimiento, calificaron la experiencia de "maravillosa". Cecilia Pinto Guzmán, también de Nacimiento, destacó el profundo misticismo del viaje:
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