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La Tribuna

Humedales en Los Ángeles: El hogar del Siete Colores

por Claudia Robles Maragaño

En los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023, el Siete Colores brilla con luz propia.

Entre totorales y juncos vive el Siete Colores / cedida

En el sector urbano de Los Ángeles, los humedales El Avellano y Cantarrana son refugios de vida silvestre de una variada comunidad de aves y otras especies, entre ellos el Siete Colores, que con su deslumbrante plumaje, se convierte en el centro de atención, más aún ahora que al estar en el centro de atención de los Juegos Santiago 2023. Su imagen salió al mundo, pero más allá de eso, debemos mencionar que cumple un rol muy importante en nuestro ecosistema.

Se trata de una especie que vive especialmente en humedales,  entre juntos y totoras, donde comparte ese hábitat con otras aves. En la página web de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos tiene su propio espacio donde se presenta como la mascota oficial: "Soy un pájaro de siete colores y fui elegido para representar a Chile en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos. Mi nombre responde al sonido de mi canto y lo que escuchas cuando paso corriendo cerca de ti ... Fiuuuu".

En el sector urbano de la ciudad, el Humedal El Avellano es un paraíso para esta especie, con su extenso espejo de agua y vegetación característica que brindan un hábitat ideal. Al sur, el Humedal Cantarrana, aunque de menor tamaño, no se queda atrás y presenta una diversidad de aves, donde el "Siete Colores" se codea con otras especies nativas. Estos humedales, albergando a más de 50 especies, desde el emblemático "Siete Colores" hasta el escurridizo "Sapito de Cuatro Ojos"

SUS COLORES LO HACEN ÚNICO E INCONFUNDIBLE

En conversación con diario La Tribuna, el Dr. Jonathan Guzmán, biólogo y docente del Departamento de Ciencias Básicas de la de la Universidad de Concepción UdeC Campus Los Ángeles, quien comparte su pasión por el medio ambiente con su hija Muriel, destacó la singularidad de estas aves.

El Dr. Guzmán expresó: "Entre la gran diversidad de aves que surcan nuestros aires, o se posan en las plazas y jardines o que podemos apreciar en la naturaleza, el grupo de las aves canoras o pájaros cantores son de los más llamativos ya que reúne una gran abundancia y riqueza de especies en todo el mundo".

Agregó que el Siete Colores se caracteriza principalmente por lo prolijo de su nidificación y el cuidado de las crías, así como por la presencia de un órgano fonador de distinta complejidad, pero que hace de ellos un grupo que nos deleita por sus hermosos cantos, al  igual que otras aves. "En Chile, quién no conoce al llamativo chincol que llama la atención con su canto que pareciera que dice "busco a mi tío Agustín" donde el macho con su copete se diferencia de la hembra o, quién no ha visto y escuchado la sinfonía del ágil chercán que con su canto estridente no deja a nadie indiferente. A este ensamble también pertenece el colorido y hermoso Siete Colores (Tachuris rubigastra), un ave paseriforme" en relación al orden taxonómico al que lo asignan lo ornitólogos, biólogos o naturistas.

El Siete Colores no es un ave común para las personas, y su canto tampoco, aun cuando es muy hermoso y decidido. Es además un ave pequeña (10 cm más menos) menor en dimensiones al tamaño de un gorrión. Todo lo anterior se anula al conocerlo, ya que sus colores lo hacen único e inconfundible. "Paradójicamente si bien el Siete Colores es un ave común, es poco conocida ya que vive asociada a los pajonales de lagunas, ríos y esteros donde es residente todo el año entre las regiones de Coquimbo y Aysén.

ENTRE TOTORALES Y JUNCOS

 Las aves Siete Colores se les puede ver o escuchar migrando durante invierno hasta el sur de la región de Antofagasta.

"Es un ave más bien de ambientes húmedos con presencia de aguas bajas donde abunden las totoras y juncos. Se reproduce entre septiembre a diciembre poniendo entre dos a tres huevitos amarillos que no sobrepasan los dos centímetros de largo" detalló el académico angelino.

Sus nidos los construye con juncos secos con los cuales confecciona una especie de taza terminada en punta en su base. Este nido lo hace entre las totoras y a unos 80 centímetros desde el nivel del agua. "Es allí, entre esta vegetación, que caza pequeños insectos e invertebrados que busca ágilmente entre y sobre esta vegetación".

El nombre de esta ave se debe a la llamativa combinación de cromatismos que lucen sus plumas, donde destacan el negro de su cabeza con franjas amarillas y manchones azules; su pecho amarillo cruzado por una banda negra, sus alas grises y café oscuras y sus partes superiores de color verde bronceado oscuro, describió. En ese sentido puntualizó que también destacan en su región posterior las plumas subcaudales de color rojo salmonadas.

ECOSISTEMA SIN PROTECCIÓN 

Según la Unión Para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), el Siete Colores no presenta problemas de conservación y sus poblaciones se encuentran estables a nivel local. Sin embargo, se sabe muy poco sobre su biología y estados de conservación. "Nosotros podemos disfrutar de esta y otras hermosas aves en el humedal Cantarrana, donde esta pequeña y hermosa ave se luce entre los jucos del sector, un ecosistema que lamentablemente no posee categoría alguna de  protección y que si desaparece también lo hará su biodiversidad entre las que se encuentra el siete colores, que hoy por hoy se luce en los Juegos Santiago 2023".

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