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A pesar de que la región del Biobío ha experimentado una reducción del 14% en la ocurrencia de incendios forestales, la intencionalidad sigue siendo alarmante: más de la mitad de estos siniestros son provocados deliberadamente. Así lo revela un informe reciente de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), que destaca que comunas como Quilleco, Curanilahue y Hualqui presentan tasas de intencionalidad de hasta un 83%.
De acuerdo con los datos del Sistema de Información Digital de Control de Operaciones Forestales (SIDCO) de Conaf, el 55% de los incendios en la región del Biobío son intencionados, cifra que contrasta con el 26% registrado a nivel nacional. "Si bien a nivel regional tenemos buenos indicadores en cuanto al daño, la alta incidencia de intencionalidad es un llamado urgente de atención", señaló Alejandro Casagrande, presidente regional de Corma.
Las comunas más afectadas por incendios intencionales incluyen Quilleco, donde el 83% de los incendios son provocados, seguido de Curanilahue con un 82%, Hualqui con un 81%, Lebu con un 78% y Tomé y Penco con un 68%.
Esta situación crítica llevó a Casagrande a hacer un fuerte llamado a las autoridades y a la alianza público-privada para reforzar las medidas de prevención y control, destacando la importancia de una acción conjunta. "Esto debe ser un llamado de atención para las autoridades. La ocurrencia e intencionalidad pueden cambiar una buena temporada en cuestión de días", advirtió.
Casagrande subrayó la necesidad de entender las motivaciones detrás de los incendios intencionados para diseñar estrategias efectivas que puedan detener esta problemática. "La evidencia muestra que no son hechos aislados y, en algunos casos, incluyen violencia. Necesitamos identificar a los responsables, sus motivaciones y cómo frenar esta ola de incendios antes de que ocurra una tragedia mayor", puntualizó.
En respuesta a esta situación, Corma instó a las autoridades a redoblar los esfuerzos en la identificación de los responsables y la persecución penal de quienes inicien estos incendios de manera deliberada. "Es clave actuar con rapidez para evitar que la intencionalidad persista o, peor aún, siga creciendo cada verano sin consecuencias. Es fundamental la oportunidad y lograr encontrar a los responsables, en flagrancia o incluso antes, con pruebas contundentes", agregó el dirigente.
Casagrande también hizo un llamado a los parlamentarios para asegurar que la nueva Ley de Incendios incluya medidas más efectivas, tales como alertas tempranas, patrullajes preventivos y mayores facultades para las policías y fiscales en la investigación de estos delitos. Comparando la situación con la Ley de Robo de Madera, enfatizó que se requiere una legislación similar que permita actuar con celeridad y eficacia. "Cada incendio intencional amenaza vidas, hogares, empleos y biodiversidad, y la ley debe estar a la altura del desafío", insistió.
Actualmente, la región del Biobío enfrenta condiciones climáticas extremas, con un aumento significativo en las alertas por calor extremo. Según datos de Senapred, este año ya se han registrado cuatro alertas de este tipo, mientras que en el mismo periodo del año pasado solo se había emitido una alerta. Este aumento en las condiciones adversas no hace sino complicar aún más el escenario, intensificando los riesgos de incendios y dificultando las labores de control.
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