Con la llegada del otoño, la provincia de Biobío se transforma en un verdadero espectáculo natural que invita a desconectarse del ritmo urbano y sumergirse en paisajes teñidos de tonos ocres, rojos y dorados.
Desde saltos de agua escondidos hasta eventos tradicionales con identidad local, la zona ofrece una diversidad de panoramas ideales para recorrer en familia o con amigos.
Uno de los destinos más sorprendentes es sin duda los Saltos de Newenko, ubicados en la comuna de Quilaco, sector rural de Loncopangue. Este santuario natural, administrado por Aurelia Marihuan y Pedro Beroíza, cautiva por su belleza imponente y su compromiso con la conservación del entorno.
El recorrido incluye tres saltos de agua, entre ellos el majestuoso "Velo de la Novia", con 70 metros de altura, y "Las Mellizas", dos cascadas de 20 metros que encantan por su cercanía y vistas únicas.
El lugar, además, ofrece zonas de camping, picnic y miradores naturales con vistas a la cordillera Trikauko, el cerro Baquecha y el lago Angostura. También se proyectan nuevas instalaciones como cabañas y tinajas para quienes deseen extender su estadía en contacto con la naturaleza. El valor de entrada es de $4.000 por persona y $7.000 si se desea acampar 24 horas.
Para los amantes de la aventura, otro panorama que destaca es el ascenso al Volcán Antuco, una experiencia que mezcla historia, deporte y patrimonio. El pasado 19 de enero, 16 vecinos de Antuco lograron conquistar la cima como parte de un taller impulsado por la Oficina de Turismo local. Esta actividad, que recuerda el primer ascenso de Eduard Poeppig en 1829, ha consolidado al Parque Nacional Laguna del Laja como epicentro del turismo aventura en la zona.
Pero el otoño también es momento para celebrar tradiciones. En la comuna de Negrete, la bajada familiar en bote por el río Biobío se ha convertido en una fiesta esperada por toda la comunidad. Más de 40 personas y 20 embarcaciones participaron en la reciente edición de este evento que combina competencia, pesca deportiva y convivencia. Lo más emotivo fue ver a varias generaciones compartiendo la misma embarcación, fortaleciendo así el vínculo comunitario y el amor por las raíces locales.
Finalmente, si buscas una experiencia más tranquila y cultural, puedes visitar el sector de El Embalsadero Callaqui en Loncopangue, donde una balsa te transporta por las aguas del río en un paseo único y silencioso, perfecto para observar aves y desconectarse por completo. También está disponible la "Ruta del Arriero", que incluye cabalgatas guiadas por senderos rodeados de vegetación nativa y relatos históricos que conectan con la identidad campesina de la zona.
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