Economista de la zona hace nuevo análisis de crecimiento angelino

Luego de que durante junio hiciera un destacado análisis acerca del crecimiento de Los Ángeles en los últimos 15 años, el experto recordó lo que era la ciudad a principio de los 80’, cuando llegó a la capital de la provincia de Bío Bío.

El economista de la Universidad de Concepción, Jorge Sandoval, manifestó que “en ese entonces -agosto de 1981- el terminal de buses interprovinciales estaba ubicado en Caupolicán entre Valdivia y Mendoza (Terminal de Buses Fanda) y frente a él funcionaba el conocido y muy concurrido Restaurante Nuria”.

Asimismo, continuó diciendo que el comercio local, antes de la llegada de las grandes tiendas de Santiago, estaba representado por tradicionales casas comerciales de las cuales algunas aún se mantienen y varias de ellas en proceso de expansión e incluso siguiendo en cierta medida, casi las mismas estrategias aplicadas por su “competencia externa que llegó desde Santiago”, como a continuación se detallará.

En calle Caupolicán, donde hoy funciona el Instituto Tecnológico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, estaba instalada la Vulcanización Treskow en donde también se vendían huevos que los consumidores podían elegir directamente desde una llamativa máquina seleccionadora.

Estimo, dijo Sandoval, que “uno de los primeros signos de modernidad, en el entendido que no existía en la ciudad un establecimiento que funcionara hasta cerca de la medianoche y que expendía platos preparados y funcionaba como un pequeño supermercado, fue la instalación de ‘Establecimientos Bastimento’, ubicado en la esquina de Rengo y Almagro”.

Las farmacias de esa época, que en su estética distaban mucho de los locales de las actuales cadenas, en las que sólo se vendían “remedios”, estaban: Farmacia Cheúl, en la esquina de Colón y Lautaro; Farmacia Bío Bío y Farmacia El Sol, en Colón casi esquina Rengo; la Farmacia Jarufe (que tenía más de un local), entre otras. También se destaca a un local que funcionó en el actual edificio Pedro de Córdoba y Figueroa de calle Colo-Colo entre Colón y Valdivia, que en las noches y los fines de semana era el lugar de encuentro de la sociedad angelina, me refiero al “Rincón Alemán” del empresario Heinz Kuhn F., que destacaba por sus modernas instalaciones, la calidad de sus productos y el gran servicio de su destacado personal.

Por último, sostuvo que “existe un gran potencial no solamente en la disponibilidad de recursos turísticos, agrícolas y forestales, no siempre bien explotados, sino que también en la capacidad emprendedora de muchos de sus empresarios, que con apoyo o no de las autoridades son capaces de crecer y desarrollarse, siendo un claro ejemplo de esa característica tan valorada hoy en Chile, la ‘resiliencia empresarial’”.