Respecto del caso que conmocionó ayer a la ciudad de Los Ángeles, donde un menor de tan sólo diez años atacó a su madre con un cuchillo por la espalda, muchos han sido los cuestionamientos de los ciudadanos que manifestaron, la inquietud, sobre qué es lo que sucede actualmente en estas circunstancias.
Todo esto bajo la interrogante, de qué es lo que sufre la mente de un menor de edad, para plasmar estos hechos en su círculo familiar.
Cabe recordar que este suceso quedó al descubierto la tarde de este pasado domingo, cuando se dio aviso a Carabineros, sobre los hechos de violencia en un hogar de Paillihue, donde una mujer se encontraba con una herida cortopunzante en la espalda.
Ante esto, el psicólogo y académico de esta área en la universidad San Sebastián Rodrigo Venegas Cárdenas, explicó a La Tribuna, que este es un caso relevante para todo el sistema familiar -tanto víctima como agresor- que genera un estado de “shock” que puede traer en su proceso una seria sintomatología.
Por lo que en un caso de esta índole, se debe realizar un proceso de conversación, que requiere ayuda psicológica, para tratar de explicar las causas que llevaron a estos hechos.
Ante la consulta al profesional, sobre los patrones de violencia que puede radicar a estos casos, el profesional manifestó que “si bien, esta es una conducta poco común en niños, niñas y adolescentes, cada tanto las noticias nos plantean conductas violentas de éstos hacia sus padres o uno de los progenitores”.
“Hace no mucho en España, un adolescente propinó una cuchillada por la espalda a su madre por cortar el internet, ello asociado a un contexto de adicción a los juegos en línea, en otros casos se asocia a discusiones y tensiones de larga data” comentó.
Por ello el profesional agregó a su explicación que, el origen de estos incidentes pueden ser muy variado. Ya que si bien la violencia intrafamiliar en su forma física, psicológica o económica juegan un rol significativo, también la etapa de desarrollo en que se encuentra el agresor es relevante para explicar dificultades en el manejo de impulsos, aprendizaje de la expresión de emociones y los cambios continuos de estado de ánimo y problemas en el manejo de frustración.
Es importante agregar a esta explicación que, a menos que exista un trastorno mental a la base, lo común es que sea una explosión de violencia episódica, no planificada y basada en una ira, rabia que escapan de su control asociado a un contexto social – familiar de alto estrés y problemas de límites en el sistema familiar.
Ante la consulta, ¿cómo se pude tratar estos casos?, el profesional explicó que “es relevante un buen diagnóstico psicosocial. En lo psicológico para descartar trastornos mentales, psicosis u otras similares y luego valorar la capacidad de control de impulsos y manejo de la ira y la comprensión de la conducta realizada”.
Frente a toda esta situación, una de los temas a tratar radica en que estos actos pueden derivar de explosiones de ira o situaciones oportunistas y de baja planificación, ya que el agresor se muestra consternado y con culpa por lo hecho una vez que ha pasado el evento.
Por ello, el profesional recomienda una terapia, donde se debe considerar una intervención individual pero también familiar para comprender los aspectos ambientales que facilitaron la conducta y que la pueden volver a generar.
Cabe recordar que según manifestó el capitán de Carabineros Bruno Gallardo, de la tenencia de Paillihue, este menor quedó con citación al tribunal de familia angelino en conjunto con su padre, para explicar lo acontecido.