Resumen noticioso

Dirigentes sociales responden a inquietud por baja participación ciudadana

Después del estallido social, se produjo un masivo interés por participar en las instancias, como fueron las marchas y los cabildos ciudadanos. Sin embargo, los dirigentes sociales reconocen que la participación constante es uno de los grandes desafíos pendientes.

Marcha tarde Krause (82),
Marcha tarde Krause (82) / FUENTE:

El

estallido social iniciado el 18 de octubre del año pasado desencadenó inéditas

manifestaciones en todo el territorio nacional. En el caso de Los Ángeles, la

característica abulia dio paso a multitudinarias convocatorias, alcanzando el

peak en la semana siguiente cuando más de 10 mil personas salieron a marchar

por las calles de la ciudad. En los días siguientes se obtuvo una adhesión

similar.

El

fenómeno se replicó en la mayoría de las comunas de la provincia de Biobío,

como Nacimiento y Cabrero, superando con creces la participación registrada en

las movilizaciones estudiantiles de 2011 cuando también hubo masivas jornadas

de protesta.

El

paso siguiente fue el surgimiento espontáneo de cabildos auto-convocados,

promovidos por organizaciones gremiales y ciudadanos, en que las personas

debatieron sobre los orígenes del estallido social y sugirieron medidas para

enfrentar dicha situación. Incluso, se han llevado a cabo jornadas de

capacitación sobre el proceso constituyente, cuya primera prueba de fuego es el

plebiscito del próximo 26 de abril para resolver si se aprueba o no la idea de

redactar una nueva constitución.

Pese

a esta explosión de participación ciudadana en los últimos 100 días, los

dirigentes sociales de Los Ángeles que fueron consultados por La Tribuna

reconocieron que, a diario, deben hacer frente a un fenómeno inverso: la escasa

o nula participación de las personas en sus organizaciones de base.

DIRIGENTES

Néstor

Reyes es presidente de la junta de vecinos de la población Orompello, uno de

los barrios más tradicionales de la ciudad que se comenzó a habitar en la

segunda mitad de la década de los u201960.

El

dirigente reconoce que es complicado mover gente cuando se trata de

convocatorias a asamblea o de reuniones informativas sobre iniciativas de bien

colectivo. Pese a que se realiza un trabajo importante en el sentido de

informar con tiempo a los vecinos sobre el día, hora y lugar del encuentro para

tratar los temas que puedan afectarlos, el quórum siempre es exiguo. Al hacer

memoria, recuerda que hay ocasiones en que no más de 10 personas llegan a los

encuentros hechos por su junta de vecinos. A veces hay menos que esa cantidad

porque la gente parece que no está u2018ni ahí con todou2019, acota. Las únicas

excepciones corresponden a los casos en que se ven temas de ayudas, como los

planes para mejorar viviendas o instalar alarmas comunitarias.

Por

lo mismo, una forma de enfrentar esa situación, a su juicio, es generar

incentivos que potencien a las organizaciones sociales de base, de tal forma

que no sólo canalicen las inquietudes de la comunidad ante la autoridad, sino

que puedan resolver asuntos de la vecindad.

DIRIGENTA MAPUCHE

Hace

cuatro años que Cecilia Collío preside la Asociación Pewun Kimün, que reúne

mapuche de la zona de Los Ángeles. Gracias al trabajo colaborativo con otras

organizaciones similares, han realizado rogativas, ferias y encuentros de palín

con alta participación de sus integrantes.

Sin

embargo, la dirigenta reconoce que no es fácil mantener el interés en sus

asociados para participar en las convocatorias a reunión o a las actividades

que llevan a cabo de manera periódica.

Hay

que tener siempre noticias frescas de lo que está sucediendo para que la gente

enganche y se sume a lo que hacemos, sostiene Collío.

Cuenta

que en las primeras ocasiones había una participación masiva y entusiasta pero

fue mermando con el paso del tiempo. De ahí que el arribo de nuevos asociados

ha permitido revitalizar la organización mapuche y darle nuevos bríos para

seguir trabajando.

Sin

embargo, hizo ver que también hay factores imposibles de soslayar, como los

trabajos de los asociados que dificultan que tengan tiempo suficiente, además

de los asuntos cotidianos de una familia que siempre son prioritarios ante los

de interés colectivo.

EXPERIENCIA VECINAL

Álvaro

Vallejos lleva años como dirigente vecinal. Primero lo fue de su vecindario, la

población 21 de Mayo en Paillihue, y ahora preside un comité de adelanto en ese

territorio. En dichos cargos ha gestionado proyectos para mejorar viviendas,

pavimentar calles, construir veredas, habilitar zonas de juego, entre otras.

A

partir de su experiencia que ya suma más de 15 años, afirma que falta mucha

participación ciudadana, especialmente en los sectores de la periferia de Los Ángeles,

apuntando particularmente a las zonas campesinas que tienen problemas de

conectividad.

Explica

que parte del problema a nivel local pasa por décadas de asistencialismo,

expresado en la entrega de canastas familiares y fonolas para reparar techos,

que - sin embargo - merman la capacidad de organización de las personas.

Si

bien resuelven un problema inmediato, no abordan el tema de fondo que es el

mejoramiento de las condiciones de vida propia y las de su entorno, que pasa

por organizarse y trabajar juntos, añade.

A

su juicio, una forma de enfrentar esa situación es por la vida de retomar la educación

cívica, de tal forma que las personas comprendan bien sus derechos y también

sus obligaciones dentro de la sociedad.

El

tema mayor es quién lo resuelve, añade. Para Vallejos, lo ideal es que exista una

política pública que, por la vía de un instrumento público, propicie la

participación ciudadana.

Sin

embargo, sostiene que el estallido social del 18 de octubre es la gran

oportunidad para activar la participación de las personas en los distintos

ámbitos de decisiones.




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