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La Tribuna

Sonia Haoa Cardinali: La arqueóloga pascuense que siente a Los Ángeles "como su segunda casa"

por Sofía Meier Améstica

La profesional que vivió gran parte de su vida en Los Ángeles, relata sus anécdotas y vida actual en Isla de Pascua donde incursionó con su familia en el turismo.

Sonia Haoa Cardinali: La arqueóloga pascuense que siente a Los Ángeles “como su segunda casa” / cedida

Sonia nació en 1953 en la isla Rapa Nui, es hija de Nicolás Haoa y Rosa Cardinali, siendo la segunda de seis hermanos. De profesión arqueóloga, con su esposo Francisco Urcelay y sus hijos, Nicolás y Sebastián, establecieron un hostal en Isla de Pascua llamado Uruhao.

Ha trabajado en fundaciones como Mata Ki Te Rangi ("Ojos que miran al cielo", en el dialecto local) y es coordinadora de la reparación y preservación de monumentos nacionales de Isla de Pascua.

En 1980, descubrió el primer ojo de uno de los moai, demostrando que aquel objeto siempre fue parte de las estatuas. Haoa ha recorrido el mundo colaborando en diferentes trabajos arqueológicos y de expertiz de su área.

En la actualidad, de forma complementaria a su profesión, está ligada al turismo: "Siempre ha estado la familia involucrada, desde el tiempo de mis papás al turismo, desde el año 68. Hoy se continúa con los hijos, nietos, yernos y actualmente mi marido y mis hijos siguen con eso".

Familia Urcelay Haoa | Moevarua

Familia Urcelay Haoa / Moevarua

Sonia de pequeña | Moevarua

Sonia de pequeña / Moevarua

Sonia con Arne Skoctborg de la Universidad de Oslo | Moevarua

Sonia con Arne Skoctborg de la Universidad de Oslo / Moevarua

Sonia con George Gill de la Universidad de Wyo | Moevarua

Sonia con George Gill de la Universidad de Wyo / Moevarua

¿CUÁL ES VÍNCULO DE SONIA CON LOS ÁNGELES?

"Mi vínculo con Los Ángeles y con el sur de Chile empieza en 1967. Como aquí no había secundaria, sólo educación básica, mis papás me mandaron a un internado en Talcahuano. Ahí fui al Liceo La Asunción, que lo echo de menos hasta hoy día", relata Haoa.

Terminada la secundaria en 1972, ingresó a la Universidad de Arizona, lugar donde permaneció dos años y luego entró a la Universidad de Chile para estudiar arqueología. "De estas cosas de la vida me casé con una persona que trabajaba en una papelera en Concepción, vivimos ahí un tiempo hasta que él fue trasladado a Los Ángeles a la Forestal Mininco. Por más de 20 años vivimos ahí".

Y agrega: "Los niños crecieron en Los Ángeles, es como mi segunda casa. En realidad, me cuesta decir si Los Ángeles o la isla, porque hice muy buenas amistades, muy bonitos recuerdos de la ciudad, de los vecinos y de toda la gente de sus alrededores. Me encanta. Cuando pienso en Los Ángeles, pienso en el clima y que eso lo hace más hogar".

Participó además de un grupo de Schoenstatt junto a su marido. La última vez que visitó la ciudad fue hace 10 años. Sobre lo mismo, reflexiona acerca de los cambios en Los Ángeles desde entonces: "Hay muchos cambios, pero con la edad te vas dando cuenta que eso pasa en todas partes y no puede pararse. Hay generaciones que vienen y es obvio que tienen que haber cambios. Pero, así y todo, me quedo con ese recuerdo de Los Ángeles y qué malo que uno no se da cuenta en ese momento que la vida y los hijos, te llevan".

"El compromiso en mi caso con mi trabajo, el tener que salir, pero siempre volvía a Los Ángeles, porque para mí era un hogar. No importa donde trabajaba, era mi casa, mis amigos, mis vecinos, la gente que yo quería. No tengo ningún mal recuerdo o algo en contra de la ciudad, tendría que excavar para encontrar algo que no me haya gustado", asegura la arqueóloga.

"Quiero mucho a Los Ángeles, echo de menos el frío, la lluvia, porque para mí era fuego. Estar en la casa, adentro, ir a tomar café o ir a comprar chocolate donde la Carmencita. Para mí, muchos de esos niños, hijos de mis amigas, son como mis sobrinos. Porque jugaron con mis hijos, los llevamos al colegio o ellos lo hicieron por mí. Ir con mis amigas al campo, conversar y filosofar de la vida y eso me hace falta. Echo de menos esas relaciones humanas, es increíble cómo pasa la vida y tú extrañas. Volver a rehacer amistades en la edad de uno, se puede, pero es distinto. Sobre todo, cuando has criado hijos juntos, participado de cumpleaños y te has ayudado con alguien. Muchos de ellos cuidaron a mis hijos cuando yo no estaba y soy súper agradecida de eso", dijo Sonia Haoa Cardinali.

LO QUE MÁS EXTRAÑA DEL CONTINENTE

Sonia dejó muy pequeña la isla, tenía 11 años cuando emprendió rumbo al continente para educarse. "Pasé mucho tiempo sola en Talcahuano, pero eso también me dio fuerza de trabajar y estudiar afuera, viajar sola. Siempre me ayudó mucho a la formación de independencia, al trabajar y tomar decisiones. Echo de menos hoy esa fraternidad de Los Ángeles". 

LAS AVENTURAS DE SONIA POR EL MUNDO

"A veces uno dice ‘este el trabajo que más quiero’ o ‘este es el lugar que más me gusta’, pero hoy día, para mí es difícil elegir un lugar que visité que más me guste. Ha sido por etapas, primero en Bélgica y por distintas razones, por ejemplo, estudiar el suelo o por estudiar antropología física, me ha tocado trabajar en Perú... Cada lugar es especial".

También cuenta que estuvo trabajando en Oslo (capital de Noruega) y en Tenerife (España) y que sus últimos trabajos abarcan la Ciudad del Vaticano y la Isla Lewis en Escocia, siendo esta última por un compromiso personal y familiar.

"Para mí ha sido muy importante porque en todos estos lugares, te das cuenta de que el ser humano donde esté se adapta. Si hay guerra, si hay penumbra, pobreza ambiental, riqueza, todo eso. La capacidad del hombre es mucho más grande, por eso es muy importante para la generación joven salir. Cuando tú sales, entiendes. Solamente el salir y el ver te da otra mirada. Lo que tú pensaste que era único, no lo es. El que vive en Bali, ve el mundo de la misma forma que otros. Son necesidades, es por eso por lo que el fanatizarse con algo no es muy bueno".

Sonia Haoa, además hace hincapié en que es la propia vida, la que te lleva a diferentes circunstancias. "Cuando lleguen a mi edad, se van a preguntar cómo llegaron aquí. Y luego analizan ‘ah, es que empecé aquí, hice esto, y esto salió por acá y esto me llevó a lo otro’. Eso es lo bonito, siempre tienes que volver y vas a volver, pero la vida se encarga de hacerte el recorrido y tienen que hacerlo".

LA HOSTAL URUHAO Y LOS EMPRENDIMIENTOS FAMILIARES

Justo al costado del Hotel Otai, se encuentra el Hostal Uruhao. Ubicada en pleno centro de Hanga Roa (el pueblo establecido en la propia Isla), deleita a los turistas por su acogedor formato y atención personalizada. Sonia y su familia se encargan de hacer de la estadía una experiencia integral, entregando, por ejemplo, un desayuno hecho en casa, atendiendo a sus huéspedes en la cocina de su propio hogar.

Nicolás Urcelay Haoa, hijo de Sonia, estudió en el Liceo Alemán del Verbo Divino Los Ángeles y es guía local en Rapa Nui. Durante el año arrienda cabañas para turistas, a excepción de los meses que pasa tiempo con sus hijas en la isla.

Las cabañas pueden encontrarse en redes sociales como @cabanas_koromaki. Puede ser contactado a través de WhatsApp bajo el teléfono +56963225649. Realiza tours personalizados en toda la Isla, compartiendo la historia local y entre ello, restauraciones realizadas por su propia madre.

"Muchas veces me sentí más casa en Los Ángeles que aquí en la isla, porque acá en yo trabajaba y me iba; hay mucha gente joven que no conozco en Rapa Nui y que por cosas de carácter uno se va "encuevando" 

Sonia Haoa, arqueóloga y fundadora de Hostal Uruhao

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