Opinión

20.972...!!!

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Dos semanas atrás, despertamos con una información que en el correr del día se transformó en una advertencia, (dejaba de ser noticia), y al final del día en una alarma. 

La ministra Tohá, algo compungida, anunciaba que se había decretado la expulsión de 20.972 extranjeros. Conocida esa cifra, (dudo que exista otro país en el mundo que anuncie la expulsión de 20.972 personas, indocumentados, delincuentes, sicarios...), comenzamos a averiguar en qué lugar se encontraba esta “muchedumbre”. En las cárceles chilenas hay 46000 internos, y supusimos que, si se había decretado tal expulsión, debían estar detenidos, lo que significaba a su vez que, las cárceles se iban a quedar con poco más de la mitad de internos, si se lograba que Maduro autorizara el aterrizaje de un avión chileno con de delincuentes a bordo. Sin embargo, con el correr de las horas, averiguando en gendarmería, nos señalaron que los extranjeros detenidos, sin bien iban en un constante aumento (“Nos llenamos de delincuente con este asunto de la migración descontrolada”, comentó uno de los gendarmes), no representaban el número de 20.972 con decreto de expulsión.

Visto lo anterior nuestra averiguación se dirigió a encontrar el lugar, o los lugares, de tal “muchedumbre” de delincuentes e indocumentado que entraron mintiendo a Chile. Nadie lo sabía. Misterio, hasta que en un evento, la casualidad nos ubicó al lado de un oficial de gendarmería, quien más cauto, señaló que, “no puede estar detenido un número tal alto de expulsados, me imagino que la ministra señaló el ´número porque efectivamente tienen decreto de expulsión, pero no todos están controlados en sus domicilios. Es difícil que un delincuente o indocumentado que sabe del decreto de expulsión, se presente solo, hay que ir a buscarlo”. Los oyentes, aterrados, concluíamos que en lo principal, podía establecerse que por las calles de Chile hay a lo menos 20 000 personas extranjeros expulsado de Chile, pero, “escondidos” de la autoridad. Entonces, es comprensible que la noticia se transformara en una alarma, cuyas proporciones adquieren una inseguridad francamente gigantesca. 

Está mal Chile. Muy mal. Durante 514 días, en horas de la madrugada aterrizó un avión en Pudahuel, trayendo migrantes. Lo hacía a las 3 am. Descendían 280 “turistas”, que se repartían por todo el territorio nacional. Entre ello, llegó gente buena, que se ha incorporado bien a nuestro país, pero, y ya lo vemos, no todos fueron así. Se le advirtió a nuestra Bachelet, pero no hizo caso y los jesuitas, tan dados a meterse en todo, reactivaron un organismo que les ha dado dividendos y problemas al país, “Jesuita-Migrante”, una organización que a partir de principios sociales adecuados, terminaba complicando las cosas comprometiendo a la Iglesia. Pero eso no era todo. Piñera, con una demagogia infinita, se iba a Cúcuta, Colombia para empujar el ingreso de camiones con alimentos a Venezuela y de paso, anunciar que, “en mi país, todos son bienvenidos”. Así las cosas, nos pusimos nerviosos. Y comenzarán los combates entre chilenos y extranjeros. Dios quiera que ello no ocurra, pero Boric y su entorno, están haciendo todos los esfuerzos para ello. En realidad, está mal Chile.

Mario Ríos Santander 

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