Señora directora
La OMS anunció el fin de la emergencia sanitaria global por el coronavirus SARS-CoV-2, causante del COVID-19. En estos más de tres años, se han contabilizado oficialmente 765 millones de diagnósticos y 6,9 millones de muertes, cifras que se quedan muy cortas, según todas las estimaciones. Nadie duda que esta pandemia cambió al mundo y como señaló el director general de la OMS, una de las mayores tragedias es que no tendría por qué haber sido así. Esto porque teníamos la evidencia científica, herramientas y tecnología para prepararnos mejor, para haber detenido antes su avance y para responder más rápido pudiendo mitigar su impacto. Ahora entendemos mejor que las debilidades de los sistemas serán aprovechadas por este virus o por otros a futuro: el fin de la emergencia sanitaria no quiere decir que el problema haya terminado. Es difícil predecir con certeza lo que sucederá mañana, pero claramente tenemos que transitar hacia la instalación de capacidades que nos permitan prevenir, diagnosticar y tratar para reducir la morbimortalidad y las secuelas de éste y otros virus. También nos falta tener más conocimiento sobre cómo están afectados millones que viven los efectos debilitantes por COVID persistente y quizás presenten otros síntomas que todavía no tenemos completamente identificados. Pero, si algo puede sacarse positivamente de esta experiencia es cómo nos demostró la necesidad de la cooperación internacional y lo fundamental que es trabajar juntos de manera multisistémica, transdisciplinar y colectivamente para responder a los desafíos. Debemos seguir desarrollando ciencia pertinente e investigaciones que entreguen a las autoridades y población general evidencia científica para la toma de decisiones.
Dr. Iván Suazo
Vicerrector de Investigación y doctorados de la Universidad Autónoma de Chile