Llegar a fin de año, en general es sinónimo de celebración, apareciendo las fiestas tradicionales de navidad y de año nuevo, por lo mismo debiera ser, para la inmensa mayoría, motivo para estar contento y optimista, pero la realidad dista mucho de la expectativa.
En la medida que nos vamos quedando sin margen de tiempo para culminar este año, nuestros niveles de estrés van paulatinamente subiendo, debido a exigencias laborales, término de semestres académicos, balances, los inconvenientes económicos por la compra de regalos, preparación de vacaciones...en fin, la lista podría ser muy extensa.
Pues bien, es en este punto en donde se van borrando las sonrisas y son reemplazadas por el nerviosismo que significa tratar de cumplir en todo, lo que sumado a los problemas que cada uno puede tener consigo, puede generar severos cuadros de estrés.
Es precisamente en lo profundo de los cuadros estresores, donde nace el término "Síndrome de Diciembre", que no está reconocido por los Manuales Diagnósticos de Salud Mental, pero que sin embargo atendiendo la multiplicidad de factores externos, lo hacen totalmente reconocible.
De esta forma, es el momento oportuno para reconocer qué tal llegamos a este punto del calendario, qué tan agotados o abrumados estamos e identificar desde ahí la presencia de sintomatología clásica, como la que se indica:
- Presión arterial alta.
- Insuficiencia cardiaca o arritmia.
- Diabetes y subida de peso.
- Problemas de la piel, como alergias.
- Olvidos o problemas de memoria.
- Dolores corporales sorpresivos e inexplicables.
- Cefalea.
- Falta de energía o motivación.
- Tensión muscular.
- Irritabilidad.
- Problemas para dormir o dormir demasiado.
- Problemas digestivos.
- Problemas de índole sexual, entre otros.
¿Tiene alguno o todos estos síntomas?, si su respuesta es positiva, es muy posible que se encuentre afectado por un cuadro de estrés agudo, que aparece regularmente en el mes de diciembre y reaparece, en el mes de marzo.
Pero el mayor problema no radica solamente en lo mencionado, sino que a lo que debemos ponerle más cuidado y atención, es al hecho de que puede tornarse como una patología crónica en el ámbito de la salud mental y conducirnos a otras, tales como trastornos adaptativos, ansiedad o depresión e incluso enfermedades físicas, con raíz nerviosa.
¿Qué hacer?, en lo práctico durante el año planificarse con tiempo, establecer objetivos o prioridades, aterrizar nuestras expectativas, dejar momentos para ocio, hacer deportes, mantener una buena alimentación, establecer espacios de desconexión durante el trabajo. Si bien todo ello no soluciona el problema, puede ayudar a reducir los efectos que un cuadro tan severo e invasivo de estrés, puede tener para quien lo padece.
Es bueno poner nuestros énfasis durante el año, sin dejar todo para última hora, ya que con ello podremos mejorar la calidad de vida y reemplazar los hábitos perjudiciales, por otros más saludables, que nos permitan mantener el equilibrio y disfrutar los diversos momentos de la vida, para poder llegar bien a fin de año y posteriormente disfrutar de las vacaciones.
Por último, siempre será una buena acción, la prevención, ya que la pesquisa temprana de patologías, puede hacer que usted llegue bien a muchos 01 de enero y no termine mirándolo desde el cielo. Por eso es el momento y comience a accionar en torno a los problemas ligados a su salud mental, tal y como lo hace cuando su salud física acusa alguna dolencia, ponga en práctica lo que le he señalado y disfrute de las fiestas de fin de año, "Feliz Navidad y un 2024 próspero y pleno" !Que tenga un maravilloso día!
Luis Rozas Mardones, psicólogo