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Columnista

Chile, en Latinoamérica

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

No es fácil constituirse en país del primer mundo cuando nuestra etnia es de origen latino. Esta tesis nace de la observación empírica de nosotros mismos y de nuestro barrio. Si a lo anterior sumamos otro hecho que por las circunstancias que se da suman más inconvenientes en eso del desarrollo, Me refiero  los últimos tiempos del marxismo,  todo termina resultando difícil de entender y vivir para la gran población de este continente tan exageradamente latino o mejor aún, indo/latino.

¿Por qué a los sajones no les ocurre lo mismo, y menos a los chinos o japoneses, tampoco Europa mismo, con su diversidad étnica que tan admirablemente conviven en un territorio cuyas dimensiones son muy menores en relación al resto de los continentes, "apretados" a más no poder, con lenguas tan diversas, estructuras físicas distintas una de otra, sin embargo ahí están?  ¿Es acaso España el autor de lo que somos?  Para otros la propia Iglesia Católica, entidad trascendente pero destacando, "...en este valle de lágrima", también al Cristo sufriente mientras los protestantes, del norte de Europa, anuncian al Cristo triunfante, libre, fuerte, o para aquellos indigenistas a "full", que pululan por estas tierras americanas, la mezcla ibero/indígena, no resultó?

Un sacerdote de la Congregación del Verbo Divino, alemán, conversando aquella tarde de primavera, señalaba muy enfáticamente que "los países del mar Mediterráneo nunca podrán tener a una Angela Merkel", en alusión a esa líder mundial que conquistó todo, economía, sociedad, migración, unidad continental, todo. A mi consulta del motivo porque "metía al Mediterráneo en tan singular observación", me respondió, "¿Es que hay algún país del mediterráneo en que su gobierno sea respetado, ordenado y querido?  Italia, España, Grecia, al frente todos los países árabes... no hay ninguno. El Mediterráneo, otrora el mar de la cultura y cimiento de imperios, "hoy es un desastre", culminaba sus palabras en medio de expresiones alemanas "castellanizadas".  ¿Era todo eso verdad?  ¿E Iberoamérica, otro desastre?  El sacerdote guardó prudente silencio.

Pero si, Iberoamérica es más bien un problema. Y hoy, mucho más que antes. Ahora los ejecutivos de cada uno de las naciones que componen este continente, se encargan de llevar la guerra de las palabras para destacarse. Y cuando hay otros que, si se destacan, sufren lo que anunciamos, el fin del marxismo. Es decir, el fin del odio como doctrina política y por tanto el intento de destrucción de lo que aquel éxito actual puede acelerar esta desaparición socialista que señalamos. Chile lo vivió. Logró separase de América. Miró el oeste como punto geográfico del desarrollo y a pesar de que, para algunos, "entreabrió" a puertas del Primer Mundo, nuestras disposiciones positivas, no fueron capaces de seguir creciendo. Y nos vencieron en esta batalla. ¿Seguiremos la guerra?  Sí, pero debilitados. Lo mismo hoy le ocurre a Bukele, Milei y Noboa. Buena parte de América ve con espanto sus posibles éxitos. ¿Vencerán el odio?  Lo intentan desesperadamente. Quiero pensar que la derrota en todas las áreas de un gobierno hoy expresadas en los gobiernos marxistas existentes, les permitirán a estos tres jóvenes, ganar la guerra, a pesar de su latinoamericanismo que, en lo principal, termina siendo de todas maneras menos dañino que el marxismo.

Mario Ríos Santander

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