En un reciente informe de la OCDE, que trata de las habilidades lectoras de ciudadanos de 18 a 65 años en los países que pertenecen a este organismo internacional, y de su necesaria preparación para las necesidades de este siglo XXI, nuestro país queda en el último lugar del ranking, es decir, somos el país que presenta menores habilidades lectoras, de comprensión y de resolución de problemas.
La noticia apareció tímidamente en algunos medios de comunicación, pero no tuvo el nivel de ocupación que necesita un problema tan serio y complejo como este, que debiera ser abordado también como una emergencia nacional. En un mundo de cambios tecnológicos muy rápidos, por supuesto se requiere de ciudadanos más preparados si es que queremos alcanzar mejores niveles de vida y desarrollo.
Los especialistas explican este retraso como un efecto del tipo de evaluación al que sometemos a los estudiantes en Chile, versus la medición de capacidades y habilidades que persigue el estudio de la OCDE.
En cualquier caso, debemos actuar con más energía en este oscuro escenario actual, pues las implicancias para el desarrollo de capacidades de un país de desarrollo medio como Chile son demasiadas, en particular cuando hablamos de un desarrollo más inclusivo, que nos saque de la tradición extractiva y de servicios de la economía nacional, y que permita involucrar más ciencia, tecnología e innovación en los procesos de producción de bienes y servicios.
Habilidades de comprensión, cálculos matemáticos simples y de resolución de problemas, son muy importantes en el mundo actual. Por lo que las Universidades debemos jugar un rol importante en desarrollarlas y profundizarlas. Pero necesitamos mejorar nuestro sistema educativo, los procesos de enseñanza-aprendizaje, la formación de los profesores y los incentivos a la carrera docente, que es quizá una de las profesiones más relevantes para lo que necesitamos.
La revalorización de la actividad de los profesores desde el nivel parvulario hasta el universitario, es una necesidad, así como también hacer un mayor esfuerzo para traducir los resultados de la investigación universitaria en las necesarias aplicaciones que la sociedad demanda cada vez con más urgencia, en particular en el campo de la educación, básica y media, donde se forma la base de las habilidades que necesitamos como ciudadanos del siglo XXI.
Tan importante como aquello, es la necesaria alfabetización para la comprensión del mundo contemporáneo y sus crisis, en particular la crisis ambiental, que es la que nos compete directamente. Esto quiere decir preparar a los ciudadanos del siglo XXI, con la necesaria formación que necesitan para enfrentar un mundo cada vez más complejo, cambiante y con múltiples desafíos. El hecho de que nuestro país esté en la parte baja del ranking, más que deprimirnos debería ser un fuerte llamado a la acción para salir de esta incómoda posición.
Dr. Ricardo Barra Ríos
Director Centro EULA Chile
Facultad de Ciencias Ambientales Universidad de Concepción.