Cada 24 de enero celebramos el Día Internacional de la Educación, una fecha establecida por la Unesco para destacar el papel crucial de la educación en la creación de sociedades justas y resilientes. En Chile, en los últimos años, se han logrado avances legislativos y estructurales significativos para mejorar la calidad y equidad del sistema educativo. Un hito clave ha sido la promulgación de la Ley 21.040 en 2017, que creó el Sistema de Educación Pública. Esta ley transfirió la administración de jardines infantiles, escuelas y liceos públicos de los municipios a los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), organismos especializados bajo la supervisión del Ministerio de Educación. En total, se proyecta la existencia de 70 SLEP a nivel nacional, con un director ejecutivo y un Consejo Local encargado de garantizar una gestión eficiente, orientada a la equidad y el acceso a educación de calidad. La Ley de Inclusión Escolar también ha sido fundamental para eliminar barreras como el copago, la selección arbitraria y el lucro en los establecimientos financiados por el Estado. Sin embargo, persisten desafíos importantes. Según el informe de asistencia escolar 2024, aun cuando la asistencia acumulada al primer semestre alcanzó un 87,8%, la inasistencia grave, aumentó al 26,3%, afectando especialmente a estudiantes en contextos vulnerables. Esta situación resalta la necesidad de reforzar estrategias para garantizar la retención y continuidad educativa. La pandemia de COVID-19 aceleró el uso de tecnologías digitales en la educación, transformando las metodologías de enseñanza-aprendizaje, a la vez, destacó las brechas existentes especialmente en sectores rurales o altamente vulnerables. El uso de herramientas digitales como las IAs es una realidad educativa de la cual debemos hacernos cargo, esto debe estar regido por principios éticos que aseguren la privacidad, la equidad, el respeto y la inclusión al mismo tiempo el fortalecimiento de habilidades socioemocionales es esencial para reducir la deserción escolar, que en 2024 afectó a más de 47.500 estudiantes. Abordar este problema requiere de un enfoque integral que involucre a todos los profesionales y técnicos de la educación.
En particular la Educación Especial y la Educación Parvularia son esenciales para garantizar la inclusión y el desarrollo integral de los estudiantes desde sus primeros años. La Psicopedagogía juega un papel crucial al detectar y abordar dificultades del aprendizaje, diseñando estrategias personalizadas que fomenten el desarrollo cognitivo, emocional y social del usuario, trabajando colaborativamente con la comunidad educativa, promoviendo prácticas inclusivas y adaptando metodologías que respondan a necesidades específicas de cada estudiante. La Ley TEA, promulgada en 2023, marca un avance en la protección de los derechos de las personas con Trastorno del Espectro Autista, complementando la Ley de Inclusión Escolar. Esta ley exige ajustes y apoyos específicos para los estudiantes con TEA, asegurando su participación plena y eliminando cualquier forma de discriminación. No obstante, su implementación enfrenta desafíos importantes, como la falta de recursos y la necesidad de capacitación docente. Esto subraya la importancia de una mayor coordinación entre los sectores de salud, educación y servicios sociales para el apoyo de las familias.
En el Día Internacional de la Educación, es necesario reconocer los avances y reflexionar sobre los retos pendientes. La educación es un derecho humano fundamental y una herramienta transformadora para mejorar vidas y sociedades. Chile debe continuar avanzando hacia una educación inclusiva, equitativa y de calidad, que garantice oportunidades para todas y todos.
Luis Ramírez Gutiérrez
Director de carreras área Educación
Centro de Formación Técnica e Instituto profesional Santo Tomás sede Los Ángeles
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