La semana pasada les escribía sobre la importancia de la familia en la prevención de la participación de los niños y jóvenes en delitos violentos y el inicio de una carrera delictual que nunca se detiene. Ello, en el contexto de la intervención de niños en delitos de alta connotación social y muy violentos como las "encerronas y portonazos".
Luego de tocar este tema en radio, me contactó un histórico dirigente deportivo del mundo del básquetbol en Los Ángeles, para compartir su impresión sobre la importancia que nuestros hijos tengan motivaciones y actividades deportivas, en horarios que los alejen del ocio sin sentido y puedan arriesgar ser reclutados por bandas delictuales para convertirse en "soldados" o participar de delitos que protegen a los delincuentes adultos, como en el caso de las encerronas.
Hablemos de las ventajas de hacer deportes para nuestros niños y estimular su participación en comunidades deportivas, asociaciones y clubes. Los niños desarrollan e integran una serie de valores que serán relevantes para su vida adulta como la disciplina, la perseverancia, el respeto, la convivencia en sociedad y muchas otras. Se acompaña de un desarrollo y fortalecimiento de su salud física y mental, que, por el solo hecho de entrenar se liberan hormonas, estimula el apetito, regula la digestión y el metabolismo.
Imaginar la práctica de deporte continuo y competitivo llama a veces a algunas familias a pensar en los gastos asociados y la carencia de recursos para poder equipar a sus hijos con los implementos necesarios. No siempre es así, hay ocasiones en que los niños y jóvenes pueden participar sin grandes gastos y el solo requisito de mucha voluntad. Aquí les comparto un caso de éxito donde la sociedad, las instituciones y la pasión de un dirigente son capaces de cambiar el destino de muchos niños, generar movilidad social a través de un estímulo tan simple como jugar basquetbol.
Nos escribió a la radio Miguel Ángel, para compartir su convicción del rol de la familia en la prevención. Lo llamé, nos juntamos y me sorprendí con su historia y sus logros. Luego hablé con miembros de mi familia en Quilleco y Los Ángeles y lo conocían perfectamente. Creó una escuela de básquetbol, dirige la asociación, organiza campeonatos, restauró un gimnasio, hizo rifas y cuanta cosa, para tener un espacio para que los niños entrenaran. Su objetivo final que los niños se conectaran con el deporte y no se tentaran con las drogas.
La comunidad y las instituciones comenzaron a reaccionar y dieron espacio a sus iniciativas; el Destacamento de Montaña Los Ángeles del Ejército, facilita su gimnasio para entrenar tres veces por semanas a las diferentes categorías de alumnos, los profesores son alumnos en práctica de carreras ligadas al entrenamiento físico, el municipio les da espacio y horarios para la práctica en el polideportivo, los premios y financiamiento provienen de privados que aportan directamente con lo necesario.
El número de niños que hoy practican básquetbol en Los Ángeles, alrededor de estas escuelas es de seiscientos (600), se les anuncia con su nombre y club cada vez que compiten, mejoran su autoestima, comprometen a sus padres para que los vean competir, tienen una razón más para ser mejores personas y competidores, crean comunidad, hacen amigos, sus profesores conocen sus historias de vida y dan consejos que sirven para su crecimiento personal.
Felicitaciones a Miguel Ángel, a sus profesores, al Destacamento Los Ángeles, al municipio, a los auspiciadores, empresarios, a los alumnos y a los padres de estos jóvenes que estimulan, apoyan y acompañan a sus hijos. La seguridad pública, no es solo leyes, persecución penal, delitos y crímenes, es también prevención, motivación y dar espacios de sano crecimiento para nuestros hijos. En definitiva, una mejor sociedad es posible y acá hay un ejemplo real y concreto.
Jorge Andrés Contreras Blümel
Consultor y docente en seguridad pública ciudadana
@contrerasblumel