Hola, soy una niña de 7 años, fui diagnosticada con TEA, me cuesta quedarme quieta, soy alegre y creativa, me encuentro hermosa, aparte que mi papá siempre me lo dice. Soy rápida para correr, tengo habilidades especiales, trato de ser una buena hija y mejor hermana, me alimento sanamente para ser grande y tengo una aguda curiosidad, que me ayuda a descubrir el mundo.
A diario, recibo mucho amor y atención. Antes estaba en una escuelita especial de lenguaje, mis compañeros me trataban con amor, jugaban conmigo, me respetaban e integraban, era feliz, pero como crecí, tuve que cambiarme a mi nuevo colegio, mis padres escogieron el mismo donde estaba mi hermana mayor, estaré junto a ella, ¡que emoción!, mañana será especial.
Ahora, vengo de vuelta de mi primer anhelado día de clases, pensé que sería como antes, me sentí extraña, es difícil ser "la nueva", me presenté con el curso, pero mis compañeros me ignoraron, en los ratos libres no quisieron jugar conmigo, el ambiente era muy ruidoso, desordenado y violento. No me gustó que una compañera me gritara en frente de todos "negra...fea", no entendí por qué hizo eso y la profesora no intervino, ya que estaba muy ocupada en su teléfono.
Me quedé pensando en lo que me dijo esa niña, si...soy morenita, pero soy bonita y simpática, lo sé porque mi papá siempre me lo dice y él sí que sabe. En la sala de clases, un compañero me quedó mirando y me gritó "Negra Cuma", no sé que significa, pero lo dijo con cara de odio, me imagino que es un insulto o tal vez un chiste, ya que la profesora solo atinó a reírse, sin soltar su teléfono.
Le estoy poniendo mucho empeño, deseo estar bien, pero pareciera que nunca será suficiente, ya que, en este corto tiempo, unas compañeras me han demostrado que no me quieren, me han empujado, golpeado, arrastrado por el piso y los insultos hirientes no cesan; he sufrido y llorado como nunca, lo peor es que cuando me acerco por ayuda a la profesora, no me toma en cuenta porque está metida en WhatsApp, hablando con su novio.
Mis padres han asistido muchas veces al colegio, buscando soluciones, hablaron con la profesora, inspectores y hasta con el Director, pero todo sigue igual, a ellos y a mi hermana, los he visto últimamente muy angustiados. Decidí esconderme en la biblioteca, pero ahí llegaron tres compañeras, las que me golpearon e insultaron diciéndome "negra guatona fea" y otras palabras que después supe que eran groserías, estoy asustada, me quiero ir de aquí, para ayudar, sólo se me ocurre comenzar a vender mis juguetes más queridos y juntar plata y cambiarme de colegio.
Quiero imaginar que todo esto es un mal sueño, pero mis fuerzas se están agotando, me encuentro miles de defectos, ya no me río como antes, duermo mal y amanezco con los ojos hinchados por llorar. Me doy cuenta del gran esfuerzo de mis padres para ayudarme, pero nada cambia, me siento culpable y me angustio, no quiero vivir así, tengo ganas de irme lejos para no regresar nunca más, no quiero seguir viendo tristes a los que me quieren, he pensado en morirme, pero no sé cómo se hace.
Este simple relato en primera persona busca mostrar como el acoso escolar o bullying, tristemente amparado por los adultos en muchas ocasiones, puede marcar la vida de un niño, un acto o una palabra puede destruir o iluminar la vida de los más pequeños, pongamos freno a la violencia y agresividad, antes de que sea demasiado tarde...piénsalo y que tengas un maravilloso día.
Luis Rozas Mardones, psicólogo.
![]() |
||||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
¿Quieres contactarnos? Escríbenos a prensa@latribuna.cl
Contáctanos