Mario Valenzuela por empeño no se queda atrás. Un día se mandó a cambiar a Lebu. ciudad lejana de nuestros afanes y desconocida en esto de que se interpone una cordillera entre nosotros y el mar. Y Lebu es mar y era carbón. Mario, maestro educador lo imaginamos caminando en la soledad invernal de las calles lebulenses. Un día volvió y otro día, me transformé en senador de Lebu. Todo raro en realidad. Recuerdo que un día de primavera, varios años atrás, nos encontramos y nos saludamos algo tímido los dos. Tocayos lejanos, pero amigos de esos días en que bailaba cueca como campeón, se fundaba la Casa de la Cultura y el Amancay bailaba cueca en el nuevo Teatro Municipal a "porrazo" limpio. El piso encerado y nuevo, se daba el gusto de "aporrear" a los criollos. Mario Valenzuela entre ellos. Yo, mientras tanto, en medio de una vorágine de vida, declaraba mi amor públicamente. Todo locura, todo revoltoso. Nada tenía un atisbo de paz.
En otras nuevas ocasiones comienzo nuevamente a ver a Mario Valenzuela moviéndose entre gente que tiene su alma en el arte, que no quiere vivir los encierros de días lluvioso, ni menos en heladas de amanecidas tan propio de nuestra ciudad. Simpático buen amigo, surgió en su "Teatro Viejo". Se "engolosinó" con el Quijote y no lo soltó más. ¿Hay algún personaje en nuestra historia humana que se mantenga vivo, como recién nacido por más de quinientos años? Si dirán muchos, Jesús, lleva dos mil años y parece que naciera cada minuto. Sí, es verdad, pero en él hay otras consideraciones, espiritualidad, fe, eternidad, cielo, oración, Dios... el Quijote, logra vivir en la barriada, sueños de mundos actuales, amores tormentosos. "Si el Quijote viviera hoy, se lanzaría contra las torres eólicas". Dijo la escritora, Cheryl Lefno; "Son los molinos y sus aspas de hoy, igual aquellos que perturbaban al Quijote".
Último día de mayo. Se terminó la semana fundacional. Y el Teatro Municipal, que días antes, el 26 de ese mismo mes, pero del año 1976 se inauguraba, (próximo año medo siglo de vida), se repletaba de un público cuyos rostros denotaban animo e interrogantes. "¿Que será esto de la Herencia del Quijote?" Ingresamos en medio de la aglomeración de los asistentes. Algunos empujones menores y adentro...!!. Una mujer, brazos extendidos, impedía cualquier intento de ocupación en esa media platea alta existentes, "¡¡Solo autoridades!!", vociferada. Corrimos para alcanzar una butaca que, a todas luces sería materia prima muy deseada en los segundos que seguían. Se apagan las luces y surge la voz señalando la imposible, "no sentarse en peldaños". La mujer de las autoridades había caído en desgracia y los peldaños del teatro, agotaron cualquier espacio. Se abren las cortinas y en un escenario de muros oscuros, surge una mujer cantando de maravillas. Luego, personajes diversos y de pronto, se repleta todo con hombres y mujeres entregadas al arte de la representación, rebosantes de colores, parlamentos adecuados, atractivos, movimientos corporales y voces del mundo, recogidas de medio milenio atrás para deleite de hoy. "Teatro de viejo" se desplazó en el escenario durante hora y media culminando con un aplauso pocas veces visto en nuestros escenarios. Un triunfo del arte, de sus actrices y actores, de Mario Valenzuela, de Los Ángeles. Todo bien. Hay que repetirlo y transformarlo en embajadores del arte de Los Ángeles.
Mario Ríos Santander
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