Introvertido. Esa es la principal característica para describir a Jorge Sebastián Ignacio Rebolledo Martínez (34 años), detenido por la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones desde el viernes, por su eventual responsabilidad en el brutal asesinato de la joven María Jesús Troncoso Muñoz (16).
Mientras el Ministerio Público espera tener más peritajes para su formalización durante la jornada de este martes, han trascendido antecedentes sobre Rebolledo.
Hasta ahora, se ha informado que el asesino aprovechó que quedó abierta la puerta principal de la casa que, como es parte de un condominio, tiene una circulación restringida solo a los residentes. El sospechoso, que es vecino de la vivienda contigua, aprovechó esa circunstancia para entrar, sacar un cuchillo de la cocina y subir al segundo piso donde estaba la joven, quien faltó a clases por estar enferma. Ahí la maniató de pies y manos, le robó el celular y dinero para luego atacarla de cuatro puñaladas en el pecho.
Las pericias de los detectives apuntaron hacia el vecino quien habría confesado la autoría del crimen, aún se deben tener evidencias científicas que acrediten de manera fundada que está implicado en el incidente.
De manera reservada, conocidos y ex compañeros de curso de Jorge Rebolledo Martínez relataron que el sospechoso en las últimas semanas estaba pidiendo dinero. Usando la aplicación de mensajería Whatsapp, argumentaba que estaba pasando por un mal momento y que requería una suma de dinero para cargar de combustible su vehículo. Desde 10 mil pesos hacia arriba. Sin embargo, debido a la falta de respuestas, volvía a enviar mensajes, esta vez para reprocharles que no lo ayudaran.
Lo singular de esa petición es que algunas de las personas que fueron contactadas no tenían contacto con Jorge Rebolledo hace más de 10 ó 15 años. Algunos de ellos apenas lo conocían pero igualmente fueron abordados para esa petición de dinero.
Carabinero asaltante
Varios de ellos ya estaban al tanto que había estado preso por un par de años, luego de verse involucrado en una serie de robos cometidos en el camino a Nacimiento.
Esa historia comenzó específicamente el 21 de agosto de 2014 cuando Jorge Rebolledo, entonces cabo segundo de dotación de la Tenencia de Carabineros de Pemuco (Región de Ñuble), fue arrestado por efectivos de la Sección de Investigaciones Policiales (SIP).
Fue el corolario de varios meses de recopilar evidencias para capturar al solitario autor de una serie de asaltos violentos perpetrados en el camino a Nacimiento. Cuatro al menos. Los relatos de las víctimas coincidían en que su actuar era extremadamente violento. Aquel hombre tímido, introvertido y retraído transmutaba en un asaltante brutal que, en un par de ocasiones, causó severas lesiones a sus víctimas.
Lo más sorprendente fue saber que el autor del delito usaba un uniforme de carabinero. Más aún, porque sus delitos los cometía a rostro descubierto, nunca tuvo siquiera la precaución de ocultar su cara, por lo que las víctimas coincidieron en la descripción física del asaltante.
Por eso, no hubo dificultades para reconocerlo en las rondas de fotografías: rubicundo, tez clara, lentes, estatura media.
En la historia delictual, su caso es extremadamente infrecuente. Que un funcionario activo de Carabineros cometa un delito de manera tan evidente, de forma tan desembozada, con el uniforme y empleando la propia arma de servicio (aunque en algunas ocasiones utilizó un cuchillo).
Viajaba desde Pemuco hasta la casa de su familia en el kilómetro 7 del camino a Nacimiento, al poniente de la comuna de Los Ángeles. Desde que llegaba al empalme de la Ruta Cinco Sur con el camino a Nacimiento, en la última parte de su viaje, era cuando cometía los atracos.
Cuando se allanó la unidad policial, se encontraron algunas de las especies robadas. También de las prendas de vestir íntimas de las mujeres afectadas.
Hijo de una familia de buena situación económica (su padre fue agente de una importante entidad bancaria en la ciudad), fue parte de la promoción 2011-2011 de Carabineros de Chile. Antes de ser asignado a Pemuco, cumplió funciones en Buin y Alto Jahuel, en la Región Metropolitana.
Con su detención, fue inmediatamente dato de baja. Un año después, por decisión unánime, los magistrados de la sala del Tribunal de Juicio Oral de Los Ángeles declararon culpable a Jorge Sebastián Rebolledo Martínez, de los delitos de hurto, robo con violencia y robo con intimidación.
En aquella ocasión, su abogado defensor argumentó que Rebolledo actuó de esa manera por los serios problemas en el destacamento donde él se desempeñaba. Ello "originó que tratara de irse de la Institución, no de la mejor manera. Sufrió una serie de atropellos que fueron relatados durante el juicio y que dan cuenta de un maltrato que lo llevó a tomar una muy mala decisión para poder escapar de ella", dijo el abogado Héctor Soto.
Agregó que Rebolledo no tenía problemas económicos, muchas de las cosas que robaba las botaba y, "aparentemente, lo que lo motivaba era la rabia que le generó la Institución en él".