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Un devastador terremoto de magnitud 7,4 azotó la isla de Taiwán, dejando a su paso al menos nueve personas fallecidas y centenares de heridos, además de causar daños significativos en decenas de edificaciones.
El movimiento telúrico, que se registró cerca de las 08:00 horas locales, provocó alertas de tsunami en la costa del este de Asia, aunque estas fueron finalmente descartadas.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó una magnitud de 7,4 para el terremoto, mientras que la agencia meteorológica taiwanesa la estimó en 7,2 y la japonesa en 7,5. El epicentro se localizó a 18 kilómetros al sur de Hualien, con una profundidad de 34,8 km.
De acuerdo con el reporte de los bomberos, las fatalidades se concentraron en el condado de Hualien, epicentro del movimiento telúrico. "Todo temblaba violentamente. Los cuadros en la pared, el televisor y el mueble de licores se cayeron", describió un residente de la ciudad de Hualien a la televisión local SET TV.
En Hualien, dos edificios colapsaron debido a la sacudida, y las autoridades temen que haya personas atrapadas entre los escombros. Asimismo, un almacén en New Taipei City, en el norte, sufrió el mismo destino, aunque 50 personas pudieron ser rescatadas con vida.
Este país, ubicado entre dos placas tectónicas, tiene una historia marcada por terremotos devastadores. En septiembre de 1999, un sismo de magnitud 7,6 cobró la vida de unas 2.400 personas, siendo el desastre natural más mortífero en la historia del territorio.
Ante la tragedia, la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, llamó a la coordinación entre agencias locales y centrales, anunciando el apoyo del ejército en las labores de rescate y asistencia. A pesar de la magnitud del evento, las estrictas normativas de construcción y la concienciación social parecen haber evitado una catástrofe aún mayor.
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