Eran cerca de las 02:10 de la madrugada del domingo cuando se encendieron las primeras alarmas. Encapuchados armados con armas de fuego irrumpieron en el predio donde se construye la Central Rucalhue, en el límite entre las comunas de Quilaco y Santa Bárbara.
Según antecedentes policiales, al menos 12 personas intimidaron a los guardias del recinto para luego prender fuego a 48 camiones, dos excavadoras y una motoniveladora. Dos de los trabajadores resultaron con lesiones producto del ataque.
La investigación del hecho ha puesto el foco en un aspecto que refuerza la preocupación de las autoridades: la planificación previa del atentado. Las propias declaraciones del general Renzo Miccono, jefe de Zona de Carabineros del Biobío, apuntan a una acción deliberada y ejecutada con un conocimiento acabado del funcionamiento policial en el área.
La madrugada del domingo, Carabineros ya había estado en el lugar. Según relató el general Miccono, los patrullajes preventivos contemplaban como punto prioritario el predio de la central debido a su relevancia estratégica y al historial de tensión en la zona.
"La Comisaría de Santa Bárbara, dentro de sus patrullajes, tenía como prioritario concurrir a este lugar porque sabemos lo que conlleva", explicó Miccono. "Efectivamente hay una constancia de que concurre Carabineros a las 1:30 horas, se entrevistan con las personas y no había ninguna novedad", añadió.
Pero esa calma inicial cambió bruscamente. Menos de 40 minutos después, un nuevo patrullaje detectó barricadas y señales claras de que algo se estaba gestando. Árboles atravesados, neumáticos ardiendo y miguelitos bloqueaban la ruta de acceso.
Los efectivos dieron aviso inmediato, solicitaron refuerzos de unidades locales y también de la Zona de Control de Orden Público, ubicada en La Araucanía. Además, se activó el despliegue del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) para prestar apoyo. A pesar del bloqueo en ambos accesos, los carabineros lograron abrir paso y acceder a las instalaciones.
Allí, el panorama fue aún más grave. Al llegar a la portería del recinto, se entrevistaron con el primer guardia, quien les indicó que había más personas al interior. En el recorrido hacia los demás sectores de la central, hallaron a dos guardias lesionados, quienes fueron trasladados de inmediato a un centro asistencial.
El detalle que ha generado mayor inquietud es el momento en que ocurrió el atentado: tan sólo minutos después de que Carabineros abandonara el lugar tras su primera fiscalización. Para el general Miccono, este hecho es revelador. "Yo lo que diría es que hay una planificación, porque efectivamente los carabineros se van del lugar y posteriormente ocurren los atentados", declaró.
Las condiciones del ataque también parecen reforzar esta hipótesis. Según los antecedentes policiales, los atacantes bloquearon ambos accesos a la central, dificultando cualquier intento de ingreso o salida.
Otro elemento clave es que los uniformados se encontraron con las barricadas antes de que ingresaran las llamadas de auxilio por parte de los trabajadores.
La Fiscalía del Biobío designó al fiscal Carlos Díaz para liderar la investigación. El persecutor encabeza una "fuerza de tarea" que reúne a equipos especializados de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE) tanto de Los Ángeles como de Santiago. Esta unidad tiene como objetivo identificar a los responsables y determinar el nivel de organización que hubo detrás del ataque.
Mientras se desarrollan las indagatorias, el Ministerio Público instruyó una medida de protección especial para el predio. Desde las 20:00 horas del lunes 21 de abril, las instalaciones cuentan con vigilancia permanente durante las 24 horas, a cargo de personal de Carabineros.
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