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Vejez digna: un derecho humano

Las proyecciones indican que ese año todas las regiones evidenciarán un proceso creciente de envejecimiento poblacional.

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En Bío Bío viven más de 36.000 personas adultos mayores, por años ellos vienen reclamando un lugar digno para el funcionamiento de sus organizaciones; la Casa del Adulto Mayor, en la que se puedan reunir y acoger a quienes vienen desde otras comunas, un lugar en donde además funcionen un centro abierto de kinesiología, uno de diálisis, un gimnasio de la tercera edad y una farmacia geriátrica con medicinas al costo, todo esto, autogestionado por ellos mismos. Los adultos mayores reclaman dignidad, aún tienen mucho para aportar; conocimientos, ciencia y experiencia. Ellos quieren contribuir a la educación de niños, niñas y adolescentes, traspasarles experiencia, oficios, juegos y tradiciones, además de afecto y comprensión; una alianza de amor transgeneracional. En Bío Bío muchos adultos mayores se encuentran en situación de discapacidad, pero las ciudades se siguen construyendo poco amigables, no se habilitan rampas para el desplazamiento de sillas de ruedas ni en el comercio ni en el transporte. Debemos considerar que la vejez es discapacitante, todos quienes envejecemos seremos en algún momento personas en discapacidad, eso es parte de la condición humana.

En este sentido y ante la necesidades evidentes de los Adultos Mayores en nuestra región, Juan de Dios Parra, sostiene que se hace urgente una política nacional de asistencia humanitaria a los adultos mayores, que incluya la dotación de ayudas técnicas y por ejemplo de pañales, ya que los costos especulativos de los pañales consumen gran parte de los escasos recursos de las personas de la tercera edad. Esta política nacional debe incluir la habilitación de centros geriátricos de acogida para asistir a los adultos mayores abandonados o postrados, que no tienen a nadie que les asista.

En nuestro país, agrega Juan de Dios Parra, se da la paradoja que mantenemos a miles de personas presas por haber cometido delitos, que ni trabajan ni producen (pudiendo hacerlo) y cuyo sostenimiento pagamos entre todos, pero por otra parte, no somos capaces de asistir a nuestros adultos mayores para al menos garantizarles una vejez digna al final de sus días.

Esta política nacional debe incluir además el aumento y mejoramiento de los subsidios para viviendas destinadas a los adultos mayores autovalentes así como la gratuidad en el transporte público.

Es hora de entender que lo que se haga hoy por los adultos mayores, aliviará en su momento la vejez de los jóvenes de hoy, pues como dice el poema, a todos nos llegará la tarde.

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Para 2035, se prevé un importante aumento de este grupo etario, que se compondrá de 3.993.821 adultos, los que equivaldrán al 18,9% del total de la población. Es más, las proyecciones indican que ese año todas las regiones evidenciarán un proceso creciente de envejecimiento poblacional. La RM tendría 1.485.799 de adultos mayores (16,8% del total de población de esa región), en Valparaíso vivirían 480.558 personas de ese grupo etario (22,2% del total local) y en Biobío, 361.725 (21,2% del total regional).




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