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En Chile, las ventas de miel experimentan un notable aumento durante la temporada de invierno, impulsadas por su uso común para aliviar enfermedades respiratorias. Sin embargo, este incremento en la demanda también trae consigo un riesgo mayor de encontrarse con mieles adulteradas.
En entrevista con diario La Tribuna, Orlando Iraira, apicultor de Santa Bárbara y presidente de la Asociación de Apicultores de Los Junquillos, destacó la importancia de adquirir miel auténtica.
Santa Bárbara, conocida como la capital nacional de la miel, concentra a numerosos apicultores que producen miel de alta calidad. La actividad apícola se extiende también a otras comunas de la provincia de Biobío, siendo la miel de esta zona valorada no solo por su pureza sino también por su sabor.
Un aspecto crucial para identificar la autenticidad de la miel es su estado. "La miel en esta época se pone sólida. Encontrar miel líquida es difícil", aclara Iraira. Detalló que los apicultores almacenan la miel en tambores y que, para envasarla en recipientes pequeños, deben derretirla a una temperatura suave para que no pierda sus propiedades. "Entonces, si nosotros en el comercio encontramos una miel líquida, la compramos y permanece todo el tiempo así, sin ponerse sólida, es difícil que sea una miel verdadera. Porque la miel debe volver a tomar su estado sólido después de un tiempo", explicó.
La cristalización de la miel puede variar según la floración, lo que puede generar confusión. "Hay algunas mieles cuyos cristales son diferentes. Depende la floración y son diferentes a otras. Entonces hay algunas que se tienden a separar como también hay algunas que les cuesta más tomar el estado sólido, pero igual lo van tomando de a poco", precisó Iraira. Sin embargo, subrayó que, si la miel no presenta ninguna señal de solidificación, es probable que no sea auténtica.
En ese sentido, aconsejó que, para evitar ser víctima de la adulteración, es esencial adquirir miel directamente de los apicultores o en establecimientos de confianza.
Las bajas temperaturas que se han mantenido durante las últimas semanas en la provincia de Biobío afectan a las abejas, especialmente si las colmenas tienen mucha humedad. Para que ello, no ocurra, "tenemos que preocuparnos que estén todo el invierno sanas y sin varroa. También con una cantidad de alimento para que no se mueran de hambre", señaló Orlando Iraira.
Las abejas se agrupan en un "bolo invernante" para conservar energía, lo cual les permite sobrevivir a las temperaturas extremas.
Luego de los meses de otoño e invierno, los apicultores esperan la llegada de la primavera. Es en esta estación cuando comienzan a aparecer las primeras flores, permitiendo la entrada del polen y el desarrollo de las colmenas.
"Es en este periodo, hacia mediados de julio, cuando la abeja reina empieza a poner sus primeros huevos". Este proceso es crucial para tener colmenas fuertes y saludables durante la temporada de polinización de frutales como manzanos, cerezos y muchas otras variedades.
Por otro lado, Iraira expresó su satisfacción por su trabajo en la apicultura, actividad a la que se ha dedicado desde el año 2002.
Además, destacó la importancia de la comunidad apícola en la provincia de Biobío, no solo por la producción de miel de alta calidad, sino también por el impacto positivo en la biodiversidad local. "Nuestra labor no solo se centra en producir miel, sino también en contribuir al equilibrio ecológico a través de la polinización. Esto es vital para la conservación del medioambiente", afirmó.
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