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En su edición del pasado 9 de agosto, Diario La Tribuna publicó un reportaje sobre los problemas que se enfrentan los niños, niñas y adolescentes (NNA) con el diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA) ante prolongados cortes de luz, debido a los bruscos cambios en las rutinas.
En la nota se abordaba el testimonio de Melisa Salinas Cárdenas, vecina de Los Ángeles y madre de cinco hijos, dos de ellos con TEA (Monserrat, de ocho años y Dante, de uno y en observación por posibilidad de tener esa condición).
Esta madre de 42 años comentó que, debido al corte de luz de 48 horas que afectó a su casa durante el último temporal, sus hijos sufrieron al no estar acostumbrados a la oscuridad, viéndose obligada a sacarlos de la casa para apaciguar la desesperación que tenían.
"Ellos son muy regulados, cuadrados y en esos días (los sin luz) son lo mismo. Todos los días comen lo mismo y fue triste tratar de cambiarle la rutina diaria y de hacer otras cosas. Ella preguntaba ‘¿mamá, pero por qué, yo no quiero esto?’, todo eso mientras trataba de entretenerlos", relató.
Para tener una visión profesional de esta problemática, diario La Tribuna se contactó con dos expertos que periódicamente trabajan con niños con Trastorno de Espectro Autista: la psicóloga María José Ubilla y el fonoaudiólogo Diego Arriagada Rivas.
Ubilla, que lleva una década trabajando en educación especial y que además es madre de dos niños con TEA, explicó los efectos que producen en estos jóvenes los repentinos cambios de rutinas.
"En general, si hablamos de niños o adolescentes TEA, hay que decir que ellos son muy rutinarios, bastante concretos y cualquier cambio en su rutina que no sea anticipado, va a generar estrés, ansiedad y de regulación emocional", señaló.
"Entonces, al no haber energía eléctrica -continúa la profesional-, no hay luz y por ende cambia la rutina respecto a los días anteriores. Y más encima los tienes uno, dos o tres días y vas sumando estrés cada día de que esa rutina no vuelva a estar en el tiempo", explicó.
Opinión similar tuvo Arriagada, fonoaudiólogo del Centro Terapéutico Florece y que dentro de sus funciones aplica, por ejemplo, los Test Ados-2 para determinar si una persona puede ser diagnosticada con TEA.
"Desde mi perspectiva como profesional te puedo comentar que esta situación afecta en varios temas a estos chicos y adolescentes que presentan la condición del espectro autista, ya que estos escenarios exacerbaran varias características y conductas, entre ellas tenemos esta disrupción de las rutinas preestablecidas que tienen, ya que los niños con esta condición dependen de estas rutinas estructuradas y predecibles para sentirse seguros y regulados, entonces la falta de electricidad interrumpen esas actividades diarias", indicó.
El también fonoaudiólogo de la Escuela Particular Las Parcelas, además, enumeró algunos ejemplos que les pasa a los niños TEA y que alteran sus rutinas ante la falta de energía en las viviendas.
"Por ejemplo, alguna comida especial que requiera algún electrodoméstico, o algún dispositivo electrónico como celulares o tablets porque algunos niños y adolescentes lo utilizan como una herramienta de comunicación, que se conoce como sistema de comunicación aumentativa alternativa", explicó.
Asimismo, el profesional abordó sobre las consecuencias a las que están expuestas las personas respecto a los estímulos sensoriales por la falta de luz.
Ante una crisis de un niño TEA debido a la falta de luz y al repentino cambio de rutina, la psicóloga María José Ubilla entregó algunos tips para brindar contención a estos jóvenes.
"Dentro de lo que podrían hacer es brindar una contención física, como un abrazo profundo o afectos en palabras, como explicarle la situación. Además, tratar de buscar una fuente de energía, una linterna o velitas que permita tener un poco de luz y bajar ese nivel de ansiedad al niño", comentó.
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