La bipolaridad es una enfermedad cerebral que afecta el control de la conducta. Se caracteriza por la alternancia de episodios de euforia o manía, seguidos de estados depresivos, los cuales afectan la funcionalidad diaria de quienes la sufren.
Se trata de una patología que afecta a millones de personas en el mundo y que aún sigue siendo un tema rodeado de mitos y desconocimiento.
En entrevista con radio San Cristóbal y diario La Tribuna, el terapeuta ocupacional Ricardo Mesas, y la trabajadora social, Ingrid Saldaña, ambos profesionales del Complejo Asistencial "Dr. Víctor Ríos Ruiz" de Los Ángeles, abordaron los principales aspectos que rondan a esta patología, su diagnóstico, tratamiento y los desafíos en la vida cotidiana de quienes la padecen.
La bipolaridad tiene un componente genético, por lo que aquellas personas que cuentan con antecedentes familiares tienen una mayor predisposición a desarrollarla. Sin embargo, factores ambientales como el estrés y los traumas también pueden actuar como desencadenantes.
Aunque muchas personas desconocen la magnitud de esta enfermedad, se estima que el 2.4% de la población mundial padece bipolaridad, lo que equivale a aproximadamente una persona cada 100.
El diagnóstico de bipolaridad suele demorarse, en promedio, hasta diez años; esto, debido a que puede confundirse con otras patologías asociadas a salud mental y porque muchos pacientes solo buscan ayuda cuando atraviesan periodos depresivos.
Según los entrevistados, la bipolaridad no es una condición que se manifieste de manera intermitente en un solo día. Los cambios de ánimo se extienden por días, semanas o incluso meses, lo que hace aún más difícil reconocer esta patología en sus fases iniciales.
El tratamiento de la bipolaridad es principalmente farmacológico, pero los profesionales coinciden en que la medicación debe ir acompañada de un tratamiento psicosocial integral.
Al respecto, "no es suficiente con tomar medicamentos. Es crucial involucrar a la familia, educarla sobre cómo identificar los síntomas y apoyar al paciente en su autocuidado", detalló la trabajadora social del Complejo Asistencial "Dr. Víctor Ríos Ruiz" de Los Ángeles.
El equipo de salud mental del Hospital de Día, que funciona en el Complejo Asistencial angelino brinda atención integral e incluye médicos, psicólogos, terapeutas ocupacionales y asistentes sociales, permitiendo una atención integral de la enfermedad.
Uno de los aspectos clave para el manejo de la bipolaridad es el apoyo constante de la familia y el entorno.
"Es fundamental que las familias comprendan la condición de su ser querido y participen activamente en el tratamiento. A menudo, se subestima el impacto de las conductas de un familiar en el bienestar del paciente", resaltó Mesas.
El consumo de sustancias como alcohol y drogas, que pueden alterar el ritmo circadiano y desestabilizar la condición de la persona, es uno de los factores de riesgo más comunes que afecta la salud de quienes viven con bipolaridad.
El riesgo suicida es otro tema crucial que los expertos destacaron en quienes son diagnosticados con un trastorno bipolar.
"En los momentos de descompensación, el riesgo de que una persona intente atentar contra su vida aumenta considerablemente", alertó Saldaña.
En caso de emergencia, los afectados pueden contactar el Fondo de Prevención del Suicidio, que ofrece asistencia y contención inmediata.
Finalmente, tanto Ricardo como Ingrid enfatizaron en la importancia de buscar ayuda profesional a tiempo.
"Es vital que, ante la sospecha de una patología de salud mental, las personas se acerquen a los centros de salud mental. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mayores son las posibilidades de llevar una vida funcional y estable", concluyó Saldaña.
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