Tiempo libre

La Trilla a Yegua Suelta, una antigua tradición campesina

Una de las tantas versiones de un sistema de trabajo realizado por agricultores para cosechar sus trigos.

6.1-TRILLA,
6.1-TRILLA / FUENTE:

La trilla a yegua suelta es una antigua tradición campesina que se efectúa en Chile, y que actualmente, la mayoría de las comunas de la provincia del Bío Bío, la realiza como tradición durante los meses de verano.

Se usan yeguas y caballos que pisotean las gavillas para separar la paja del grano, una de las tantas versiones de un sistema de trabajo realizado por agricultores para cosechar sus trigos.

Su historia y llegada a Chile

Este tipo de trilla era practicado en el Antiguo Egipto y en la Antigua Roma, donde ocupaban bueyes y yeguas para la actividad. Posteriormente, se introdujo en España, de donde se llevó a América.

En Chile, se comenzó a realizar la trilla a yegua suelta durante la Colonia y se mantuvo hasta mediados del siglo XX, cuando comenzaron a ser reemplazadas por maquinarias que hacían más eficiente el trabajo. Sin embargo, a fines de ese mismo siglo, se comenzó a recuperar como una tradición en las zonas rurales de Chile.

Un trabajo agrícola

Este es un trabajo que se ejecuta con mucho esfuerzo, correspondiendo a una faena más de los muchos quehaceres de la explotación de los campos, hasta que empezó a usarse la tecnología con la llegada de las máquinas trilladoras, lo que vino a solucionar en parte el gran problema de las cosechas, faena que significaba para muchos una tremenda preocupación. Claro que hasta donde estas máquinas pudieran llegar debido a las dificultades del terreno, porque en la cordillera de la Costa, aún se sigue trillando a yeguas sueltas, constituyendo esta labor una costumbre y una tradición chilena.

Las trillas a yegua suelta son propias de la gente de campo y forman parte de sus labores agrícolas tradicionales, como cualquiera otra actividad campesina.

Ocho meses de trabajo

La trilla es la culminación de ocho meses de trabajo, y realizarla requiere de la cooperación de mucha gente y hartas yeguas. Fijado el día de la trilla, se invita a los vecinos para que concurran con horquetas y se contratan las yeguas trilladoras, que con sus cascos separarán el trigo de las espigas.

La cantidad de yeguas son de quince, veinte o más animales, según la cantidad de trigo a trillar, estas son arreadas al galope, por dos jinetes con su respectiva “guasca” cada uno, dando unas diez vueltas a un lado y otras tantas para el otro lado, para así no marear los animales, gritando a voz en cuello, “yegua, yegua, yegua”, para obligar a las yeguas a galopar. Los horqueteros, mientras galopan los animales, mantienen las horquetas en alto, con los ganchos de esta herramienta en el sentido que corren las bestias.

Cuando los trilladores (arreadores) gritan “vuelta yegua”, los animales se detienen y vuelven rápidamente al otro lado, mientras los horqueteros cambian la posición de las horquetas.

Terminada la comida y para agasajar como corresponde a los concurrentes, se inicia la fiesta con guitarreo y huifa. La infaltable cueca interpretada por buenas cantoras campesinas, esa cueca que no ha muerto y que aún no ha nacido el sepulturero que le eche la última palada encima, se baila hasta el amanecer. Sucintamente relatada, esa es la verdadera trilla a yegua suelta.

La fiesta de la trilla

Antiguamente, la trilla era una fiesta que reunía a patrones y obreros, consistía en que unas yeguas pisoteaban las gavillas del trigo y eran arreadas por jinetes, quienes las hacían correr en círculo. Era una fiesta donde los huasos lucían sus mejores caballos y sus más vistosas mantas.

En las zonas pobres, al no disponer de suficientes yeguas, cada propietario las conseguía en una minga o mingaco y el beneficiado debía retribuir financiando la fiesta. Pese a la necesidad de financiar las máquinas y el trabajo humano necesario, esta tradición aún persiste.

Actualmente, la trilla se mantiene en algunos rincones del país, pero sólo como una forma de conmemorar y recordar esta antigua tradición que fue apartada en la mayoría de los campos chilenos por la llegada de la tecnología en la cosecha del trigo.

Su celebración en la provincia

Esta antigua tradición campesina, ya forma parte de las costumbres y tradiciones de la provincia del Bío Bío, celebración infaltable en las comunas de la zona, la que se trasformó en uno de los panoramas familiares esperados para los habitantes y que destaca el antiguo y sacrificado trabajo rural. 




matomo