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Aire más limpio

por La Tribuna

árbol, nubes, colina / Pixabay

Con la llegada de las bajas temperaturas del otoño a la vuelta de la esquina, las ciudades del sur de Chile, como Los Ángeles, se preparan para enfrentar no solo el frío, sino también un desafío mayor: la contaminación del aire.

Por eso, desde este lunes rige periodo de Gestión de Episodios Críticos (GEC) en Los Ángeles, que entrega un reporte diario de la calidad de aire a las comunidades que están bajo el Plan de Prevención y de Descontaminación Atmosférica.

La capital de la provincia de Biobío es una de las ciudades de Chile adscritas a este plan, tras el decreto 4 del Ministerio de Medio Ambiente publicado en enero de 2019, que tomó en cuenta que Los Ángeles fue declarada como Zona Saturada por Material Particulado Fino Respirable MP2,5 y por Material Particulado Respirable MP10 mediante resolución exenta Nº 499 de 2015.

Tras la entrada en vigencia del decreto, la Seremi del Medio Ambiente debe desarrollar un Plan Operacional de Gestión de Episodios Críticos, cuyo objetivo es enfrentar los episodios de MP2,5 y/o MP10 que se presenten en la zona saturada.

El GEC de este año en Los Ángeles estará operativo hasta el 30 de septiembre, lo que significa que durante los próximos seis meses la Seremi de Medio Ambiente de la región del Biobío monitoreará constantemente la calidad del aire, categorizándola según lo establecido por el Plan de Descontaminación en: Bueno, Regular, Alerta, Preemergencia o Emergencia.

El tema no es menor. La leña es el principal medio de calefacción durante los meses más fríos pero ha generado un impacto en la salud pública. Es hora de reconocer que la descontaminación del aire no es solo una necesidad, sino una urgencia que requiere acciones decididas y coordinadas.

El humo que emana de las chimeneas de las viviendas durante el otoño e invierno no solo es un recordatorio visible de la dependencia de la leña como fuente de calor, sino también del riesgo para la salud de la población. La quema de leña produce una variedad de contaminantes atmosféricos, incluidos los gases de efecto invernadero y las partículas finas, que pueden penetrar profundamente en los pulmones y causar una amplia gama de problemas respiratorios y cardiovasculares. Además, estas partículas contaminantes pueden persistir en el aire durante días, afectando no solo a quienes utilizan la leña como calefacción, sino a toda la comunidad.

Si bien se han realizado esfuerzos para abordar este problema, como la promoción de tecnologías de calefacción más limpias y programas de recambio de calefactores, aún queda mucho por hacer. Es fundamental que a nivel de gobiernos locales, regionales y nacionales, en colaboración con la sociedad civil y el sector privado, se intensifiquen los esfuerzos para reducir la contaminación del aire.

Una de las medidas más importantes es la promoción de alternativas de calefacción más limpias y sostenibles, que incluye subsidios para el acceso a sistemas de calefacción eléctrica o a gas más eficientes y menos contaminantes. Asimismo, es crucial invertir en la educación y concientización de la población sobre los riesgos asociados con el uso de la leña y fomentar prácticas de calefacción más responsables.

La descontaminación del aire no solo es una cuestión de salud, sino también de justicia social y ambiental. Todos tenemos derecho a respirar aire limpio y saludable, y es deber de los gobiernos y la sociedad en su conjunto trabajar juntos para hacer de este derecho una realidad.

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