El silencio conveniente de Guillier

Cuando alguien mantiene silencio en los hechos importantes que aquejan al país, arriesga una pérdida de confianza, porque no genera una opinión y liderazgo en momentos en que se requiere aquella figura, más aun cuando se aspira ser la máxima autoridad de una nación.

Por ejemplo, escuetos fueron los dichos del presidenciable Alejandro Guillier sobre los incendios, y eso no puede ser posible, porque de llegar a ocupar un cargo tan importante, no puede preocuparse de otra cosa que no sea la emergencia o los problemas que afectan a los ciudadanos de su país.

Una de sus apariciones en prensa fue un “llamado a no sacar ventajas políticas”, y otra, críticas a un par de sus ‘rivales’ en la búsqueda del sillón presidencial, donde él mismo hace un comentario que, hasta el día de hoy, él puede penar: “cuando hay una tragedia, hay que ayudar a resolverla”.

Durante las tensas semanas en que permanecieron activos los focos de incendio, no había que manejar mucha información para salir en los medios de comunicación pidiendo al gobierno actuar más rápido en la emergencia, ya que era cosa de ver en los noticieros cómo algunas familias –cuando recién se iniciaba la catástrofe- comenzaban a perder sus casas debido a las llamas.

Ese es uno de los tantos temas donde el senador está al debe, y es que su figura, que por varias semanas arrasó en las encuestas, fue precisamente durante los siniestros donde decayó. Era su momento, la instancia perfecta para demostrar el liderazgo y el tesón que se requiere cuando se aspira a ocupar el cargo más relevante del país, sin embargo, la desaprovechó.

De hecho, es probable que para el voto duro de la Nueva Mayoría sea más tentado en estos momentos el ex presidente Ricardo Lagos, aunque claro, por un tema electoral, el más competitivo aún sigue siendo Guillier.

Es difícil que desde su sector reconozcan la carencia de liderazgo que evidencia en sus actos, porque el periodista es su mejor carta, pero hay algo que le puede jugar en contra, y es que el propio parlamentario aseguró en una entrevista televisiva que “el próximo programa de gobierno debe ser de continuidad del actual”.

El presidenciable, ha tratado de desmarcarse de aquellos dichos, él se vende como la renovación de la política, pero será imposible borrar del interés colectivo esta frase, puesto que con el actual gobierno, a pesar que son muchos los que reconocen la importancia de las reformas, en el día a día no se han visto reflejados, incluso con los problemas económicos que acarrea el país, el descenso en las cifras de empleo, entre otros factores, tienen a la presidencia con alto porcentaje de rechazo a su gestión, por lo que continuar por esta senda no le viene bien.

Tampoco le sirve mantener silencio, porque callar no es de líderes. Quién se preocupa por su pueblo, alza la voz y asume un rol protagónico, donde la gente sienta que Guillier piensa como ellos y que cuando lo sigan se sientan reflejados. Eso es algo que por ahora cuesta ver, y a tan poco tiempo de las elecciones, y salvo que sus rivales no cometan algún error trascendental, como los que se está viendo envuelto su principal contendor Sebastián Piñera por sus aparentes conflictos privados, será difícil que mejore. Levantar su imagen de liderazgo será clave en su campaña, porque en épocas de crisis no sirve mucho ‘escuchar’, ya que son momentos en los que debe tomar decisiones.