Practicar la igualdad de género

Hoy en día vemos como el tema de la igualdad de género está cada vez más presente en las agendas políticas, de medios e incluso es un tema de primer interés en las redes sociales. El discurso es claro y fuerte.

Sin embargo, me interesa destacar una pregunta tan sencilla como compleja: ¿Estamos realmente avanzando como sociedad en la valoración del género femenino?

Quizás debería ser más específico e ir más allá en el cuestionamiento: ¿Es lo mismo para un hombre o una mujer caminar de noche por la calle Colón de Los Ángeles?

Tal vez la respuesta parezca obvia y a algunos la pregunta les parezca ridícula, pero la verdad es que hasta que una mujer no se sienta en igualdad de condiciones caminando por Los Ángeles, Valparaíso o Santiago, entonces no podríamos hablar igualdad de género.

Cuando se habla de una agresión a una mujer, es altamente probable que en muchos hogares de esta ciudad se repudie tal acontecimiento, pero también puede ser probable que el esposo lo comenté desde el sillón frente a su televisor, mientras la esposa lo hace desde la cocina donde ella lava y cocina cada día.

Es muy probable que en innumerables ambientes laborales se haya seguido con pena y rabia durante las últimas semanas en vivo lo referente al caso Nabila. No obstante, también es muy probable que de vuelta a las actividades diarias, sean las opiniones de los hombres las que sean las más valoradas, sólo por una cuestión de género.

A la hora de hablar de sexismo en el trabajo, casi podría referirme a una institucionalización de esta práctica, donde las mujeres deben soportar no sólo las miradas acosadoras de hombres en la calle, sino que también los comentarios pasados de tono de muchos compañeros.

Es fundamental que dentro de los subgrupos de esta sociedad, como lo son la familia, el colegio o el trabajo; se trabaje sobre estos pequeños detalles. No sólo con respecto al trato, sino que lo que es más importante, en lo referente a cooperación, aceptación, tolerancia y respeto.

Las virtudes anteriores van más allá de un like en Facebook o una opinión conciliadora. Tiene que ver con la crianza basada en el ejemplo, el buen ejemplo. Sólo de esta manera se podrá alcanzar la igualdad que muchos dicen anhelar sin practicar.