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A casi un año de su detención comenzó juicio contra Ernesto Llaitul

por La Tribuna

El litigio se desarrolla en dependencias del Tribunal Oral en lo Penal de Los Ángeles.

17-05-2017_19-02-01web /

Con los alegatos de apertura, tanto por parte del Ministerio Público como de la Defensa, y el testimonio del propio imputado comenzó el juicio en contra de Ernesto Llaitul.

Ernesto -hijo del líder de la Coordinadora Arauco Malleco, Héctor Llaitul- es procesado por los delitos de porte o tenencia de arma de fuego prohibida y tenencia ilegal de cartuchos y municiones.

El juicio -que se desarrolla en dependencias del Tribunal Oral en lo Penal de Los Ángeles- comenzó cerca de las 8:30 horas de este miércoles con los alegatos de apertura.

Hasta el tribunal angelino llegó una veintena de miembros de comunidades indígenas, además de su padre. Asimismo, contó con resguardo policial por parte de Carabineros.

La historia se remonta al 27 de mayo de 2016, cuando Llaitul fue detenido por detectives de la Policía de Investigaciones mientras transitaba en compañía de Segundo Queupil por calle Darío Barrueto.

En aquella oportunidad, Llaitul habría sido sorprendido con dos armamentos de guerra y municiones guardadas un bolso.

Durante la jornada de este miércoles se dio a conocer que las armas con las que habría sido sorprendido aquella tarde del 27 de mayo de 2016 mantenían sus números de serie borradas y, tras ser sometidas a las pericias respectivas, no estarían inscritas en la autoridad fiscalizadora correspondiente.

En tanto, la defensa de Llaitul acusa que la obtención de los medios probatorios dispuestos en este juicio fueron obtenidos en un procedimiento que no se ajusta a la ley ya que no existirían fundamentos en torno a la comisión de un delito que diera pie para efectuarle un control de identidad, como lo exige el artículo 85 del Código Procesal Penal.

PENAS

Mientras la Fiscalía solicita una pena de cuatro años de presidio menor en su grado máximo por porte o tenencia ilegal de arma de fuego prohibida y 818 días de presidio menor en su grado medio por tenencia ilegal de cartuchos y municiones, la defensa pide que Llaitul solicita que sea absuelto de los delitos que se le imputan.

Pese a su derecho de guardar silencio, Ernesto Llaitul quiso relatar cómo sucedieron -a su juicio- los hechos aquella tarde de mayo.

El imputado comenzó contando que aquel día se encontraba en Concepción, donde cursa la carrera de Sociología, y por ser día viernes iría rumbo a su casa en la localidad de Cañete.

Sin embargo, decidió desviar su rumbo y pasar por la ciudad de Los Ángeles para entregar una invitación a un We tripantu o año nuevo mapuche.

Vía mensaje de texto se puso de acuerdo con Samuel Queupil y acordaron que este último lo iría a buscar al terminal de buses de la vega Techada.

Es que como expresó en el juicio, en la cultura mapuche las invitaciones se hacen formalmente y de manera presencial por lo que visitó la capital provincial de Biobío para ello.

En un hogar mapuche lo estarían esperando para hacer extensiva la misiva por lo que –desde el terminal de buses rural- caminaron en dirección al lugar, el que se emplaza a unas dos cuadras del campus que la Universidad de Concepción tiene en Los Ángeles.

Iban conversando respecto a cosas cotidianas de la vida cuando en calle Darío Barrueto fueron interceptados por dos policías.  

En el lugar, tanto Llaitul como Queupil les facilitaron sus respectivas cédulas de identidad a los detectives, añadiendo que la situación los puso un tanto nerviosos ya que -por ser militantes mapuches- tienen motivos para desconfiar de la policía.

Asimismo, agregó que uno de los detectives sacó un celular y, posteriormente, les dijo que el sistema se había caído por lo que no podían efectuarles el control, pero que sí serían fiscalizados.

Pese a la negativa de ambos comuneros mapuches y la insistencia de la policía, Llaitul y su amigo se pusieron nerviosos por lo que Ernesto trató de arrancar en dirección a avenida Alemania.

Cuando corrió, uno de los oficiales que lo controló fue detrás de él junto a otros dos funcionarios más que se encontraban en las cercanías.

Cuando lograron detenerlo, llegó una camioneta de la PDI al lugar en contra del tránsito.

Ernesto añadió que recién les dijeron que eran PDI luego de haberlos esposado y subido al vehículo policial. Fue al llegar al cuartel cuando los detectives comenzaron a insinuar que tenían algo y que debían quedarse en la unidad porque mantendrían armas y que los formalizarían al día siguiente.

“Lo que estamos sosteniendo como defensa es que, en realidad, el bolso efectivamente lo andaba trayendo con mis cosas, pero no así el armamento”, relató Ernesto LLaitul tras terminada la primera jornada de juicio, desconociendo la procedencia de las armas.

Asimismo, recalcó que los detectives no se identificaron como tales hasta que los subieron al vehículo en calidad de detenidos.

Para la jornada de este jueves se espera las declaraciones de la Defensa. Se trata de su padre y peñis que viven en la residencia pehuenche hasta donde se dirigía Ernesto en aquella oportunidad, quienes tienen la misión de corroborar tal situación.

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