Censo 2017, el día después

Atrás quedarán los voluntarios que con gran esfuerzo salieron pese a las inclemencias metereológicas a cumplir con el deber cívico de aportar al crecimiento de Chile.

Atrás quedarán las multimillonarias campañas publicitarias que se transmitieron por las grandes cadenas de diarios, radios y televisión capitalinas.

Atrás quedará toda la coordinación encabezada por el INE y el propio gobierno, para que no suceda el fracaso del año 2012.

Atrás quedarán los errores cometidos durante el proceso que afectó a decenas de voluntarios que aparecían censando en cualquier parte menos en su ciudad.

Atrás quedarán las familias que abrieron la puerta a los censistas para entregar la información que permitirá construir las políticas públicas para los próximos 20 años.

Así es, porque el día de ayer, vivimos un proceso histórico y único en la historia de Chile. Un Censo repetido, abreviado y que se hace debido a los graves problemas que tuvo la medición realizada hace 5 años, en que en vez de hacer un Censo de hecho, se realizó uno de derecho, pensando que sería el mejor de la historia, pero que finalmente fue una vergüenza para todos.

Sin embargo, hoy se espera que este problema no se repita. La sociedad necesita visibilizar el orden de las instituciones y hoy el INE se está jugando la confianza y credibilidad de todos los chilenos. Es por ello que ahora, la digitación de los resultados y el análisis de los datos, debe ser de gran calidad y profesionalismo. Chile no tolerará otro error.

Se espera que al finalizar el año, ya que se puedan tener las primeras certezas de este Censo y será ahí donde se podrá determinar si esta medición fue un éxito o no.

No queda más que reconocer a todos quienes de una u otra forma, ya sea como voluntarios o como obligados, formaron parte de la recolección de los datos. Gracias a todos ellos, Chile podrá tener una información relevante acerca de cuántos somos, cómo somos y qué necesitamos.

La inversión realizada no es menor. El gobierno destinó más de 50 mil millones de pesos para poder financiar todo este proceso. Tanto para lo que correspondió a difusión, a todo el material y logística de los censistas y también para pagar el bono que cada uno de ellos recibirá.

Si a eso le sumamos los 31 mil 600 millones que costó la fracasada medición de 2012, nos da como resultado que el INE gastará en total más de 81 mil millones de pesos, para poder determinar el total de chilenos y extranjeros que habitan en el territorio y su forma de vida.

Por ello, es que se requiere que ahora, todo el proceso de organización de los resultados, sea perfecto, pero verdaderamente perfecto.