Respeto por las nuevas generaciones deportivas

El fin de semana, nos enteramos a través de La Tribuna FinDe de los graves acontecimientos que ocurrían en las ligas inferiores de Iberia. Son hechos que atentan contra los sueños y anhelos de los pequeños y además, contra el espíritu deportivo que debería tener un club que se jacta de sus 84 años de historia.

Iberia, es el equipo de cada angelino. Se ha construido en los años con gran sacrificio. Sólo quienes han forjado la dirigencia durante todos estos años, conocen realmente lo difícil que es mantener un plantel deportivo, que carece de grandes inversiones económicas y por ende, se hace en muchos casos a pulso.

Por ello, ante el corazón que pusieron sus forjadores y la hinchada incondicional que viaja hasta el último rincón de este país para ver a su equipo jugar, es que indigna el comportamiento de unos pocos, que dañan la imagen, la honra y el prestigio logrado por Iberia durante toda su trayectoria.

Es necesario que las altas esferas administrativas de los equipos de futbol y en realidad, de toda disciplina deportiva, mantengan siempre los ojos encima de todo lo que se realiza en materia de gestión. No es aceptable que ocurran irregularidades como las manifestadas por los padres de los jóvenes de la azulgrana. No es aceptable que les den comidas añejas, que los hagan alojarse en el segundo piso de un café con piernas y tantas otras que limitan en el descuido total de los futuros futbolistas.

Por otro lado, pese a ser una actividad desarrollada por un privado, se extraña un pronunciamiento o un rechazo público por parte del Ministerio del Deporte. El silencio ante estos hechos, es avalar estas conductas y eso, no es lo que quiere ni el gobierno ni los ciudadanos de este país.

El Estado y los clubes deportivos, tienen la misión quizás más importante para el espíritu de todos los chilenos, formar a las nuevas generaciones que nos llenarán de orgullo y que pondrán el nombre de nuestro país en los lugares más lejanos del mundo. Pero no hagamos de su experiencia formativa una experiencia humillante, vergonzosa y cargada de denigraciones.