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La encantadora historia de la mujer con más edad de Los Ángeles

por Víctor Contreras

Diario La Tribuna estuvo en el cumpleaños 105 de la mujer más longeva de la ciudad, recogiendo los datos de más de un siglo de trayectoria en la vida, digna de leer.

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Al llegar a la casa de Graciela Ramos, ubicada en la calle Nahuelbuta de la villa Parques Nacionales, nos recibe su hijo Emilio Moreno, quien lleva el mismo nombre de su padre.

Al recibirnos, Emilio nos atiende con mucha amabilidad, aunque advirtiendo que será imposible hablar con su mamá, para no incomodarla y por supuesto para evitar una posible exposición a los comunes resfríos de invierno.

Sin embargo, la señora Graciela accedió en primeros términos a ser fotografiada para el Diario La Tribuna. Esperamos a que, como ella acostumbra, pueda arreglarse para la fotografía, no podría aceptarlo de otra manera.

En el día de su cumpleaños 105 debe ser la más distinguida, aunque siempre lo ha sido dentro de la familia, comentan sus hijos y su nieta. Hace poco ya fue a verla su peluquera, como lo hace regularmente. Le gusta verse bonita, dicen.

REFLEXIÓN Y LUCIDEZ

Una vez lista y dispuesta para la foto, nos dirigimos hasta su habitación, donde más de alguna sorpresa nos daría esta mujer que ha sobrepasado las diez décadas de vida.

Nos encontramos con una persona de apariencia feliz. Ella perdió la audición el año 1972, pero aun así logramos comunicarnos de manera perfecta.

“Siempre fui muy feliz en mi carrera como profesora”, comenzó diciendo. “Yo me preocupé mucho por mis alumnos, y me preocupé que pudieran seguir estudiando después del colegio”, comentó sobre su labor como educadora.

“Lo más importante en la vida es la familia”, decía con asertividad. Además tuvo el tiempo para recordar al gran amor de su vida, su marido, de quien dijo que “fue el mejor”.

También recordó cómo había sido su cumpleaños número 100, acotando que de esa fecha hasta ahora, “lo único malo es que se fue olvidando de algunos recuerdos”, lo que a esa altura ya nos parecía tal vez una exageración después de ver su lucidez, alegría, certeza y ternura al hablar.

Al despedirnos de ella, no quería soltar nuestras manos porque “estaban calientitas”.

Le deseamos un feliz cumpleaños y antes de despedirse contó: “Esta es la primera entrevista que me han hecho”, mostrándose contenta de que fuera acá en Los Ángeles. “Le deseo que tenga una linda carrera como periodista y la concluya de la forma que usted quiera”, finalizó con emoción al despedirse, a esa altura uno tampoco quería soltarle la mano.

INFANCIA

Nació el 20 de junio de 1912. Mismo mes que se fundaba el partido obrero socialista en Chile (PC), mismo año en que se establece la República de China, en que fue elegido Woodrow Wilson como Presidente de Estados Unidos y mismo año del hundimiento del Titanic.

Nació en la otrora oficina salitrera La Unión, cercana a Antofagasta, donde su papá reparaba las primeras máquinas de minería que llegaron a nuestro país.

En ese lugar, con sólo 8 años de edad, veía como el entonces candidato a la presidencia de la República, Arturo Alessandri Palma, daba un discurso parado sobre una duna a los mineros de la salitrera. Luego se convertiría en Presidente de Chile en dos períodos.

A LA UNIVERSIDAD EN BARCO

A la edad de 15 años comenzó sus estudios superiores, para desempeñarse como profesora primaria en la escuela normalista de La Serena.  Fue la segunda de cuatro hermanos, tres mujeres y un hombre. Todas las mujeres se transformaron en profesoras.

Cabe destacar lo complicado que era estudiar en aquella época, especialmente para las mujeres, algo contra lo que Graciela luchó y logró perseverar.

Debía ir en barco desde Antofagasta hasta Coquimbo, y de ahí a La Serena a internarse, viaje que realizó por cuatro años hasta terminar sus estudios de educadora, que comprendían muchísimo más materias y áreas de aprendizaje.

Su nieta, Lila Moreno, es la única de la familia que siguió su vocación educadora. Viajó desde Minnesota en Estados Unidos para el cumpleaños de su abuela.

“Siempre demostró su gran amor por la educación, además siempre se ha mantenido informada del tema, hablábamos mucho de las diferencias en la formación de docentes de ayer y hoy, y cómo antes en la sociedad había un respeto por la profesión que hoy en día no es tan latente”, cuenta orgullosa la nieta.

VIDA Y LEGADO

Con su compañero de toda la vida, Emilio Moreno, con quien compartió durante 58 años, tuvieron tres hijos, de los cuales vinieron 15 nietos, 19 bisnietos y un tátara nieto.

Para su hija, Graciela Moreno, su madre tiene tres grandes orgullos en su vida, el primero es su marido y gran amor de la vida, el segundo es la familia que logró formar, y por último, pero no menos importante, su vocación por la educación.

Cuentan en su casa que ella tenía registro de más de 500 libros que había estudiado minuciosamente. Uno de sus placeres fue el conocimiento.

Sin duda uno de sus más importantes hitos fue todo lo que pudo hacer por sus alumnos, por quienes se la jugó para que tuvieran un futuro basado en los estudios y el buen vivir.

MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

A lo largo de su vida se fue haciendo hincha de la selección chilena, y pudo disfrutar más de un partido importante de La Roja. Para ella los partidos eran buenos si había juego limpio, de lo contrario no le gustaban. Igualmente, logró disfrutar de Chile campeón en la Copa América.

El año 2010 llegó a Los Ángeles tras el terremoto, que la sorprendió sola en su departamento en Concepción, donde ella realizaba todo de manera independiente y sin problemas, ya con casi un siglo de edad.

Cuentan sus hijos que logró acomodarse a los tiempos y las épocas, logrando una relación cercana con todas las generaciones de su familia, siendo siempre muy cariñosa y con una apertura mental muy inteligente para aceptar los cambios.

Perdió su audición viendo televisión el año 1972 en Santiago, por un virus fulminante, lo último que escuchó fue el sonido de un carro que pasaba por la calle.

Desde ese momento, su esposo creó un lenguaje propio de señas donde utilizaba sólo una mano, así la gente no podía enterarse fácilmente de su sordera, como ella quería. Este sistema sería aprendido por toda la familia en el futuro.

De ahí en adelante su esposo le contaría el contenido de los diarios así como también le relataría los capítulos de las teleseries. “En este cumpleaños, el homenaje también es para mi abuelo”, comentó su nieta Lila.

Para Graciela Ramos, el golpe de Estado de 1973 representó un duro revés, ya que se formó en una época donde se sentaron las bases de la democracia y la inclusión, por ejemplo, de la mujer en la toma de decisiones, además su esposo era un representante sindical y gremialista.

La última vez que votó fue en las últimas elecciones presidenciales de 2013, siendo su Presidente favorito Eduardo Frei Montalva.

Recolectó información de revistas sobre la segunda guerra mundial y le ha gustado estar informada de todo la contingencia nacional e internacional.

Hoy en día sigue tejiendo para sus nietos, quienes recuerdan que hasta hace muy poco cocinaba muy rico. “Hacía de todo, y lo hacía bien. Es muy educada e informada, le gustaba la música clásica hasta que pudo escuchar. Es una mujer espectacular, digna de admirar, de esas que ya no se ven”, comentan.

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