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La Tribuna

Power Jump: Un salto saludable para el cuerpo

por Sebastián Díaz

Se utiliza un minitrampolín o una minicama como equipamiento para realizar el trabajo cardiovascular.

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No sólo es un hábito saludable. El ejercicio físico ayuda a quemar calorías, eliminar el exceso de grasa, dar tono a los músculos y estimular la circulación. Los especialistas en fitness recomiendan seguir un entrenamiento que combine una actividad cardiotónica –running, spinning, elíptico o natación– que queme calorías con ejercicios tonificantes específicos. Ahora bien, si a esto le sumamos que sean fáciles y divertidos, resulta casi imposible encontrar una actividad física que reúna todas estas condiciones. Para las que buscan siempre nuevos desafíos llegó el Power Jump, la nueva tendencia en fitness.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Es un programa de gimnasia en grupo que utiliza un minitrampolín o una minicama como equipamiento para realizar el trabajo cardiovascular. Se caracteriza por el uso de combinaciones simples de movimientos acompañados por las canciones de moda. "El Power Jump nació en Brasil y lentamente se fue acercando al resto de los países. Es altamente recomendable para personas de todas las edades, ya que no lleva sobrecarga en la espalda, y para aquellos que les cueste realizar actividad física ya que es súper fácil, divertido y efectivo", explica Maximiliano Estévez, propietario de EquilibrioGym, uno de los pioneros de esta actividad en el país.

Según Estévez, practicar Power jump aporta numerosos beneficios. "Estimula el drenaje linfático con lo cual mejora la celulitis, mejora la circulación sanguínea y la digestión, fortalece la musculatura de la región lumbar (posturales), la articulación de las rodillas y la cadera y se tonifican los abdominales, los glúteos y las piernas. Además, a diferencia del running, al realizarse sobre una cama elástica que absorbe el impacto, no genera problemas futuros sobre las rodillas y los talones".

La actividad tiene una duración de 60 minutos, con una demanda de 700 calorías promedio. Con una frecuencia de tres veces por semana ya pueden verse los cambios.

CON TODO EL PODER DEL SALTO

Si bien no es la más popular, la práctica del power jump se ha ido ganando de a poco un espacio importante dentro de las actividades pertenecientes al fitness. Sólo se necesita de un trampolín, música y muchas ganas de sentir el verdadero “salto de poder” de esta actividad que trae interesantes beneficios.

 Muchas de las actividades que hoy se desarrollan en los gimnasios tuvieron su origen en la rehabilitación de personas con algunos padecimientos de tipo físico. Así, Pilates, fitball y aquaspinning son algunas de las alternativas que hemos comentado en números anteriores.

Otra que se suma a ellas es el Power Jump, actividad física que consiste en la utilización de un pequeño trampolín, en el cual se pueden dar saltos y con ellos lograr un muy buen trabajo de tipo cardiovascular, el que permite entre otras cosas, tonificar, quemar grasa, mejorar la postura, mejorar el equilibrio y la coordinación, entre otros.

Al respecto, expertos afirman que el Power Jump tiene su origen en el sistema neozelandés del Body System, “sistema de capacitación de profesores que contiene varios tipos de clases”, donde uno de ellos es éste, el del trampolín.

En este mismo contexto, aseguran que esta actividad fue creada específicamente en Brasil, donde antes de pasar a la categoría del fitness, la plataforma estaba dirigida específicamente a la rehabilitación de pacientes post operados de afecciones como las de cadera o rodilla. “Como los brasileros le ponen música a todo, empezaron a desarrollar las atenciones con ella; luego se inició el programa de actividad física como tal”, cuentan.

Por otro lado, la instructora de fitness y personal trainer del gimnasio Sésamo, Patricia Mayer, menciona que en un comienzo, los saltos que se hacían sobre estas camas elásticas eran de tipo ornamental –algo simple– y luego fueron tomando forma y adaptándose a los gimnasios “para realizar saltos, movimientos y coreografías sólo con el trampolín o con la incorporación de elementos como las mancuernas, fierros, discos, entre otros”, manifiesta.

El requerimiento básico para practicar el Power Jump es el trampolín, implemento no muy grande (más o menos 15 cm. de alto y 1mt 20 cm. de diámetro) que debe estar compuesto por una estructura metálica redonda con resortes y recubierta con una lona resistente capaz de soportar el impacto de un peso máximo aproximado de noventa kilos.

DE MENOS A MÁS

Una de las cualidades del Power Jump es que la intensidad del trabajo puede ser perfectamente regulada por quien guíe la clase. Así, tanto los alumnos amateurs como los avezados podrán ejercitarse de igual manera, cada uno por supuesto según sus condiciones físicas.

Además, el hecho de rebotar sobre esta lona especialmente creada para esta actividad no incide en el impacto que puede tener el propio peso en el cuerpo, es decir, sobre el trampolín, uno puede realizar una actividad súper fuerte sin dañar las articulaciones.

Patricia Mayer en tanto, comenta que dentro de los múltiples beneficios que esta actividad trae consigo, la primera es que a través de ella, la persona puede pasarlo muy bien. “Las clases de Power Jump son muy entretenidas y los alumnos están saltando todo el tiempo, lo que produce una alegría natural. Es como volver a ser niño”, menciona.

En cuanto a lo bueno que puede resultar para el cuerpo, la instructora menciona que éste es sin duda un ejercicio ciento por ciento cardiovascular. “Éste es un trabajo fuerte donde al ritmo de la música, la persona se mantiene siempre bailando y saltando, siguiendo la coreografía y los movimientos que haga el profesor”, dice.

Otras gracias que se pueden obtener del Power Jump son en palabras de Patricia Mayer, la tonificación y el fortalecimiento muscular, “tanto a nivel lumbar como también en las piernas, los cuádriceps, músculos isquiotibiales y rodillas”. También – agrega – “mejora el equilibrio, la coordinación e incluso los músculos faciales, ya que uno se mantiene sonriendo o haciendo muecas durante la clase”, asevera.

La personal trainer del gimnasio Sésamo afirma que al contrario de lo que piensa, el Power Jump no sólo beneficia a las piernas; incluso los abdominales pueden ser potenciados. “Algunos ejercicios se hacen acostados sobre el trampolín, apoyando la zona lumbar. Ahí se pueden ejercer abdominales, ya sea con las piernas extendidas, levantadas o semi flectadas”, menciona.

Con respecto a la quema del porcentaje de grasa, Fernando Bardi dice que en una clase intensa de una hora (lo normal es que sea de 45 minutos), se pueden quemar perfectamente mil calorías, pero recomienda que lo mejor es ponerse a disposición del instructor que guíe la clase, pues si bien cada sesión está ya predeterminada, es posible dar opciones a quienes no tengan las mismas capacidades de un alumno ya experimentado en el ejercicio.

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