Pavimentación rural

El Ministerio de Obras Públicas, realiza año a año una cantidad importante de construcciones, destinadas principalmente a satisfacer las necesidades de las ciudades y sus alrededores. Nuevas carreteras, estudios para las futuras obras y por supuesto, la pavimentación o reparación de caminos.

Sin embargo, existen sectores rurales que durante décadas han golpeado infructuosamente las puertas para que este progreso llegue a sus zonas.

A modo de ejemplo, los vecinos de la ruta Q-15, más conocido como Camino a Pedregal, son quienes probablemente han logrado una estrategia, que pese a ser lamentable, les ha dado resultado. Año a año, deben estar tomándose los caminos para lograr que el gobierno ponga sus ojos en dicho lugar y acceda a entregar presupuesto para la pavimentación.

Es cierto que el seremi René Carvajal, tiene excelente disposición al diálogo, pero claramente hay que buscar las estrategias a nivel nacional para comenzar un plan de trabajo destinado exclusivamente a la pavimentación rural.

No puede ser que los vecinos de estos sectores, cuando llueve en muchos casos, ni siquiera se puedan trasladar a sus trabajos o centros de estudios. No puede ser que los vehículos de emergencia de Bomberos, Carabineros o ambulancias, se arriesguen a quedar enterrados, debido a que no se les ha pasado la máquina niveladora.

Es hora de generar el salto al desarrollo en los sectores rurales y probablemente una de las herramientas fundamentales para aquello es la pavimentación. Esto mejora la calidad de vida, pero abre posibilidades impensadas para la economía que benefician desde el pequeño productor agrícola a las grandes forestales.

El momento es ahora. No sigamos haciendo que las burocracias sigan estancando el crecimiento de la provincia.

Mientras tanto, es importante que el departamento de Vialidad de la provincia de Biobío, haga un trabajo más activo para hacerle la mantención debida a los caminos rurales. Hay gente que lo necesita, el sector de Coyanco por ejemplo.