La historia detrás del milagroso Cristo de Mulchén

Emplazado en la entrada norte de la comuna de Mulchén, la imagen de un Cristo recibe a todos quienes llegan a la ciudad.

Llegar al lugar es muy accesible, puesto que todos quienes entran o salen de la ciudad por ese sector tienen que –necesariamente- pasar por ahí. En la actualidad, el lugar ofrece estacionamiento, brindando mayor accesibilidad a quienes deseen visitar el lugar.

El sitio donde se encuentra inmerso este Cristo, cuenta con múltiples atractivos; el primero de ellos dice relación con lo religioso. Este Cristo es bastante grande, casi de tamaño natural, transformándolo en un atractivo imperdible de la comuna de Mulchén.

Ubicado al lado del río Bureo genera un entorno maravilloso. Es que, además, un frondoso bosque rodea a este Cristo, transformándolo en un lugar que hay que visitar. Quienes acuden pueden sentarse frente al Cristo y meditar durante horas; mientras visita al Cristo puede también mirar el río o sentir cómo el agua fluye.

HISTORIA

La sabiduría popular dice que este Cristo pasa a la historia porque es milagroso. Es que muchas personas se han preocupado de dejar placas en muestra de agradecimiento por el favor concedido, transformándose en un verdadero lugar de devoción.

En cuanto a su historia, ésta se remonta a la época de 1.920. Durante ese año, fue puesto en un lugar de la hacienda Picoltué, de propiedad de la familia compuesta por Enrique Morandé y Sara Campino.

Fue este matrimonio quien trajo tres imágenes a Chile; uno de ellos lo trajeron en procesión directamente de Francia a Mulchén en el año 1.920.

Los cuentos populares y no tan populares decían que Sara realizó una manda; ésta consistía en poner una imagen del Cristo en el lugar, al parecer aquejada de una enfermedad.

Cuenta la historia que la mujer elaboró un sendero que comenzaba en su morada, que es la antigua casa patronal, hasta el mismo Cristo. Desde su casa, caminaba todos los días hasta el Cristo que, en aquellos años, era sólo una gruta.

Posteriormente, fue algún sacerdote quien se preocupó de arreglar un poco la gruta porque los primeros peldaños, las primeras escalinatas, eran de tierra y existían unos pasamanos de madera.

Asimismo, hubo quienes comenzaron a preocuparse, arreglándolo y hermoseándolo hasta que, en 2014, el actual alcalde de Mulchén, Jorge Rivas, comenzó a mejorarlo porque existían muchas personas que lo visitaban.

Una ruta para discapacitados, nuevas escalinatas, iluminación, una especie de plaza, lugares de descanso y estacionamientos son parte de las obras que forman parte del lugar.

Este Cristo comenzó a tener cada vez mayor relevancia con el crecimiento de la población, los mismos trabajadores de la hacienda fueron quienes relataban que era milagroso. Entonces, los mismos habitantes comenzaron a visitar el sector de a poco.

Cuando comenzó a hacer milagros a los feligreses, se transformó en una especie de devoción popular. Esto fue entre los años 1.960 y 1.970.

Para los habitantes de Mulchén, en la actualidad, el Cristo dejó de ser una imagen religiosa a pesar de que es la Iglesia quien se encarga de ello ahora. Con el paso del tiempo, el Cristo se ha transformado en una parte de la identidad del pueblo de Mulchén, siendo parte de ella.

Es que el Cristo lleva en la gruta cerca de 100 años; entonces, han sido generaciones enteras las que han crecido con él. En 2007, desconocidos lo rompieron, generando gran conmoción en los habitantes de la comuna del Bureo, fueran o no católicos.

A raíz de ello, se unieron para poder restaurarlo, transformándose en parte de la historia de la ciudad.

Quienes visiten el lugar, podrán percatarse de que cuenta con muchas placas de agradecimiento e, incluso, podrán encontrarse con personas que –todas las semanas- se sientan frente a él para rezar.