No entiendo cómo después de quitarle la vida a una niña de 8 años queda libre

El miércoles 2 de junio del año 2016, la vida de una familia entera cambió para siempre por la culpa de Erick Elgueta, el irresponsable conductor que decidió manejar su automóvil después de una fiesta, con 1.8 gramos de alcohol por litro de sangre y que protagonizó un violento accidente de tránsito en avenida Alcázar con Vicuña Mackenna, dejando como víctima fatal a una pequeña de sólo 8 años, que era trasladada a esa misma hora, feliz y llena de ilusión junto a sus dos hermanas al colegio en el vehículo de su padre.

La noticia caló hondo en todos los habitantes de la provincia. Sólo en LaTribuna.cl, la información tuvo más de 23 mil visitas y en los medios nacionales el impacto fue similar. Nadie podía creer lo que estaba pasando.

Actualmente, la Ley Emilia - que surgió precisamente a raíz de la gran cantidad de personas que conducían con alcohol - sanciona con penas supuestamente efectivas de cárcel a quienes conduzcan con más de 0.8 gramos de alcohol por litro de sangre y que provoquen accidentes con lesionados o muertes. Sin embargo, la aplicación de la justicia en este juicio en particular es una vergüenza.

Surge entonces la pregunta para el señor juez: ¿Si la pequeña Karin, hubiera sido su hija, le habría gustado que el irresponsable que le terminó quitando la vida, se vaya a disfrutar de su libertad otra vez?

Esto es reírse en la cara de la justicia, es reírse en la cara de esos padres que perdieron a la persona que más querían en la vida. Afortunadamente, son personas cristianas que al menos pueden refugiarse en su religión para encontrar la paz, ya que la justicia terrenal que hay en nuestro país, una vez más demuestra que las garantías están todas en bandeja para los victimarios, dejando totalmente desamparados a quienes sufren o son víctimas.

Hay que indicar que es respetable también la opinión del abogado defensor, Eduardo Soto, entregada a La Tribuna, ya que él tiene una misión de buscar la pena más justa posible en beneficio de su cliente y él realizó un excelente trabajo con el acusado. Aquí el tema de fondo está en el Ministerio Público, en los jueces, pero también en las leyes sin sentido que tiene nuestro país. Aquí hay una muestra.

Este es un año de elecciones, usted escogerá parlamentarios no para que le pavimenten caminos o le consigan una reunión con un alcalde o seremi, sino para que hagan o mejoren las leyes existentes. No puede ser y en verdad, no puedo comprender que nuestros legisladores, pagando asesorías millonarias legislen de tan mala manera, si su rol es precisamente el bien común.

La delincuencia y los infractores de ley, tienen todo el apoyo del aparato estatal, pero al resto, lamentablemente, nos queda tragarnos el coraje y la rabia que generan estas situaciones. Eso no puede ser.