Mucho ruido y pocas nueces

El gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, comienza a vivir sus últimas semanas a partir de hoy. Sus líderes a nivel nacional y local aprovechan de tomarse sus vacaciones antes de entregar los cargos, al menos quienes se comportarán éticamente.

En la provincia de Biobío, la actual administración realizó una serie de compromisos, que se vieron y escucharon con gran ruido, pero que en la raya para la suma, no se concretaron o no avanzaron como se dijo. Excusas puede haber muchas, pero la realidad es una sola, no pasó mucho.

El gobernador Luis Barceló, para una cantidad importante de ciudadanos dejó la vara alta. Eso se ha escuchado e incluso se ha planteado en estas mismas líneas editoriales. El tema en cuestión es ¿en qué? ¿Hay que evaluarlo como gobierno o por separado?

Nadie podría negar que Barceló fue cercano. Menos aún alguien podría atreverse a tratarlo de poco probo, ya que se ajustó a la ley, fue honesto en sus respuestas a las organizaciones sociales y a los vecinos sobre lo que se podía hacer o no.

Abrió las puertas de su oficina a cada sector político sin hacer distinciones, incluso en muchos casos sin audiencia previa.

Pero en materia de grandes proyectos, más allá, el gobierno representado en esta provincia por él y sus seremis se van sin grandes logros. Eso es una realidad. Enumeremos.

En primer lugar, el proyecto de retomar los vuelos comerciales a Santiago parecía estar más cerca que nunca hasta las últimas elecciones. Después no se habló más del tema. La discusión sobre el estado de la losa, generó una burocracia eterna que no le concibió un logro en lo absoluto al gobierno local. Se hicieron reuniones, se convocó a todos los involucrados y, sin embargo, no despegó ningún avión. La idea parece estrellarse otra vez.

En segundo lugar, se prometió la instalación y puesta en marcha de un ascensor para personas en situación de discapacidad o movilidad reducida en los edificios públicos. Incluso se habló que los fondos estaban listos, pero una vez más, nada ocurrió.

Para qué hablar de la promesa presidencial de la construcción del nuevo estadio para Los Ángeles. Este es el gran fracaso de Bachelet. La Tribuna lo planteó hace más de un año y dijeron que era mentira. Llegó el 2018 y no hubo primera piedra y supuestamente se empezaba a fines de 2017.

Otro tema que se le dio gran parafernalia, fue la posibilidad de pavimentar 58 kilómetros que buscan conectar el paso internacional Pichachén con la localidad de Abanico y pese a ser un paso priorizado por el actual gobierno, no existen ni 5 metros de pavimento. Mucho discurso en Santiago y la región, pero de realidad muy poco. El lugar está prácticamente igual que en 1998, salvo algunas mejoras.

Y la ruta a Nahuelbuta, de un costo de  UF 6.125.000 el cual ya parece una leyenda. Van más de 13 años de espera sin que se tenga novedad y pese a que en el propio sitio web de la intendencia, con fecha 19 de noviembre de 2015, titula “Autoridades confirman anheladas obras para el Biobío que comenzarán en 2016”, y se menciona entre ellas a la ruta a Nahuelbuta, lo cierto es hasta ahora, no existen dichas obras.

Esta es una buena moraleja que quizás ayude a entender la aplastante victoria de Sebastián Piñera. Es mejor no prometer cuando no se tiene la certeza de poder cumplir. Hoy todo queda registrado en video, audio y en las redes digitales. El que vende humo, cae rápidamente. El futuro gobierno debe aprender de esto y no caer en lo mismo.