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Columnista

Lo natural y la justicia

Mario Ríos Santander

por Mario Ríos Santander

Aquellos días que se debatía la eliminación de la pena de muerte en el Senado, en mi intervención sostuve un valor que recoge la naturaleza del asunto analizado. En esa ocasión el asunto, era la pena de muerte y lo que la naturaleza del hecho, frente a la sociedad afirmaba, desde mi punto de vista, era una verdad: "Todo valor individual es también un valor social". Tal cosa, llevaba a que mi voto fuese contrario a la eliminación de la pena de muerte porque, ya lo decía si tal hecho, permite su aplicación de una persona, situación extrema por cierto, es un derecho que individualmente todos tenemos, (ingreso a mi casa y un individuo se apresta a matar un nieto, alguien de mi hogar y yo lo detengo y en tal acción pongo fin a  su vida... hay decenas de otros ejemplos), solo he puesto en acción un derecho natural que la justicia me lo reconoce y ampara. En los hechos, apliqué la pena de muerte. Lo mismo ocurre en otros casos sobre todo en el ámbito policial. Eso es a diario. El policía hace uso de su arma de fuego, en defensa personal o de un tercero. Entonces dicha persona, hombre o mujer, ha ejercido la pena de muerte. Si aquella persona en situación bélica ha sido un traidor a su patria, también se aplica la sanción extrema: la pena de muerte. Por tanto, reiteramos, existiendo un derecho individual para aplicar la pena de muerte, ¿Por qué al derecho no lo tiene la sociedad? En los hechos, el único vedado para aplica tal sanción es el juez, quien ejerce la justicia en su representación. Es decir, la sociedad no tiene esa atribución pero sí sus componentes en forma individual.

¿Es lógico esto? No, porque margina este principio natural, en que el derecho individual es también un derecho social.

La fuerza, como concepto, no es más que la aplicación racional del mismo principio natural y que, por cierto, por encontrarse institucionalizada y más aún, proclamada en los símbolos patrios que debemos honrar, sus adversarios políticos, quieren destruir como concepto constitucional. Estos últimos se encuentran en las huestes que profesan el marxismo, como estructura de vida social sumado a ellos, los permanentes útiles que los han convencido de estas efímeras naciones, existentes, todas fracasadas. 

Todo aquello que se rebele a la naturaleza de las cosas, no son verdades. Aún más, todas ellas que ha constituido fundamento de luchas políticas, no tienen otro fin que ser partícipe de revoluciones, forma de expresarse, la revolución, también marginando la naturaleza de lo obrado en torno a una sociedad. Por ello, todas las revoluciones, han fracasado, sin embargo, mantienen adláteres que ejercen acciones para reimponerlas en las sociedades. Y el arma principal es eliminar la aplicación de la fuerza en dicha sociedad para, una vez conquistada, aplicar la fuerza, sumando el terror, brutalidad, aislamiento, otras formas de coacción propia del odio que generalmente conllevan quienes participan en ello.

A fuerza, se expresa naturalmente: las Fuerzas Amadas, la Fuerza Pública, eso último corresponde a carabineros y en la honra de nuestros emblemas, "Por la razón o la fuerza", entre otras expresiones institucionales, todas ellas, proclamando tal valor que por ser natural, ha existido y aplicado en la historia humana. Y contra este valor institucional se lanzan los racionalistas, para destruir vía policías, nuestra Nación.

Mario Ríos Santander

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