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Arrieros y crianceros de Antuco forman parte del patrimonio cultural inmaterial de Chile

por Cristian Salazar Ramírez

Diario La Tribuna se internó en la cordillera para acompañar a un equipo de trabajo del municipio de Antuco en un operativo de atención en las veranadas, y así conocer las historias de esta actividad que se desarrolla en los límites con Argentina, y que fue reconocida recientemente por el Ministerio de las Artes, la Cultura y el Patrimonio.

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La provincia de Biobío posee diversas actividades tradicionales que se destacan en diversos puntos de la zona, y una de ellas es la que desarrollan los arrieros: Estos hombres que en la temporada de verano se internan en la zona cordillerana de Antuco, trasladando miles de animales hacia las empastadas, zonas que en los crudos meses del invierno estaban completamente cubiertas de nieve, permitiendo así alimentar a vacunos, ovejas y chivos en medio de un panorama donde la naturaleza reina de manera absoluta.

Para conocer sus historias y parte de esta tradición, que aún lucha por mantenerse y no desaparecer, el equipo de diario La Tribuna se internó en la alta cordillera, pasando incluso el Paso Internacional Pichachén, para llegar al sector de Pichicollahue, lugar en donde un equipo de funcionarios del municipio de Antuco realizó operativos para conocer de la condición de los arrieros en el área social y de salud.

En este recorrido, incluso logramos llegar al hito que muestra el término del territorio nacional y comienza el país argentino, alcanzando una altitud cercana a los dos mil metros por sobre el nivel del mar, donde las nieves eternas en las zonas altas del Volcán Antuco y la Sierra Velluda destacan imponentes en el paisaje montañoso, que encanta a turistas que en esta época llegan a la zona.

Luego de atravesar el caudal del río Pichicollahue con los vehículos, llegamos a la casa de Sergio Jara, un arriero de 77 años de edad proveniente de Villa Peluca, quien nos comenta que a los 12 años se inició en el oficio, conociendo al paso del tiempo, cada detalle de la cordillera junto a sus caballos “Noche Oscura” y “La Mora”.

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Comienza su relato indicando que: “Llevo harto tiempo, desde que tenía 12 años, y conozco toda la cordillera de los timones hasta el sector de Trapa Trapa en Piedra Honda. He andado en todas estas veranadas. Después que me casé hubo un tiempo en donde no venía a la cordillera y estuve acá cerca”.

Al preguntarle sobre su labor como arriero, nos relató que “el trabajar como arriero se sufre mucho, a veces se pasa bien también, pero se sufre mucho porque se pasa hambre ya que no hay tiempo para comer, entonces hay que dejar hecha la comida en la mañana para poder comer ya que uno llega cansado del campo, así que lo primero a veces es tomar agua con harina y un par de mates, y si hay pan uno come pan, o sino uno tiene que hacer y seguir”.

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Al preguntarle sobre su familia, nos comentó que “la familia queda afuera, y no vienen para acá ya que no les gusta. Yo soy de Villa Peluca, y a veces cuando vienen mis hijos ahí yo sé de ellos. Ayer mismo vino mi sobrino Javier por acá y supe cómo estaban”.

Don Sergio además nos indicó que “cualquiera viene acá a la cordillera, y porque sabe ensillar ya es un arriero, pero un arriero la sufre ya que uno aquí duerme mal ... Quizás ahora no porque tenemos camas, pero antes uno dormía en las monturas, y con las monturas mojadas ya que antes llovía mucho y los ríos eran hondos, y era mediodía para “bandear” el piño chico de animales ya que llevábamos los animales grandes y los chicos a la cola, y se cortaba la punta así que había que pasar a los animales laceados por el río”.

A lo anterior agregó que “nos demorábamos ocho días desde Villa Peluca para llegar con los animales ya que no podíamos andar todo el día, así que andábamos unas tres o cuatro horas y había que dejar descansar el piño de animales como corderos, los chivos y los terneros”.

Al consultarle sobre esta actividad y si alguno de ellos seguirá en este tradicional oficio, nos comentó que “en mi familia no hay nietos, tengo una nieta solamente, y yo creo que esta tradición se va a mantener, siempre y cuando nos apoyen, pero si no nos apoyan no”.

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OPERATIVO EN LA ALTA CORDILLERA       

El alcalde Miguel Abuter en medio del operativo municipal comentó que “estoy contento de estar visitando a nuestros amigos arrieros, me acompaña también un equipo del Cesfam de Antuco, una químico farmacéutico, un enfermero y una trabajadora social de nuestra municipalidad, con el objetivo de hacer una visita integral y poder evaluar el estado de salud de nuestros amigos arrieros y también evaluar la parte social”.

En esa línea agregó que “este es un compromiso que tengo con estas organizaciones y el objetivo es que no se sientan solos y poder traer estos servicios a este lugar donde pasan tres o cuatro meses en estas veranadas, así que la verdad que estamos contentos de poderlos ver y saludar y saber que se encuentran en buen estado de salud”.

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A lo anterior precisó que “vamos a realizar este recorrido cada 15 o 20 días, y también hay que destacar que hemos coordinado con la delegada presidencial provincial el hacer un operativo de rondas médicas con el Servicio de Salud junto a nosotros para que sean operativos más extensos y podamos traer médicos y poder evaluar también su estado de salud”.

Al ser consultado sobre la importancia de mantener esta tradición, Miguel Abuter comentó que “para nosotros como municipalidad y en la comunidad antucana la figura del arriero es importante ya que es parte de las raíces de nuestra gente y parte de la historia de Antuco, y debemos recordar que aparte de venir a pastorear sus animales durante este tiempo de verano, antiguamente tenían mucho contacto con nuestros amigos argentinos y hacían intercambio comercial, y ahí nace todo esto de poder trabajar en conjunto con nuestros amigos argentinos, así que las raíces nuestras son los arrieros y por eso debemos estar muy pendientes de ellos”.

ACOMPAÑAMIENTO SOCIAL Y DE SALUD

Por su parte, la trabajadora social del municipio María José Issi detalló que buscan elaborar un informe con la realidad que enfrentan quienes desarrollan y mantienen el oficio en la cordillera, “principalmente nuestra labor es detectar las necesidades que tienen estos arrieros, y también el poder promover de igual forma esta cultura que ellos tienen, ya que esta cultura viene de hace muchos años. Antes se arriaban estos animales desde la comuna de Antuco hasta las veranadas, pasando por la carretera y el paso fronterizo, entonces la idea es promover estas actividades y acompañarlos desde el municipio, ya que estamos encargados de promover la cercanía con los ciudadanos, y en especial con ellos”.

Además agregó que “queremos conocer sus necesidades, por eso viene una trabajadora social para poder captar lo que ellos necesitan en este lugar, ver también si es que presentan problemas en el ámbito de la salud, y poder ayudarles en el área social, por ejemplo con canastas de alimentos porque acá ellos están como uno o dos meses hasta que bajan a la comuna y vuelven a abastecerse luego del cambio de turno, así que en todo esto tratamos de ayudarlos un poco, siendo un nexo entre las necesidades de los arrieros y el municipio”.

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El enfermero del Cesfam de Antuco Guillermo Ortiz, en tanto, indicó que “acá lo que hacemos principalmente son consultas espontáneas, consultas de morbilidad, en donde los usuarios nos comentan sus problemas de salud actual y nosotros procedemos según lo que ellos necesiten”.

En este punto precisó que “acá puede haber picaduras de insectos, resfríos, enfermedades gastrointestinales. Eso lo tratamos de solucionar con los usuarios por acá. Lo mismo si son enfermos crónicos les traemos sus medicamentos para que tengan en su estadía acá en la veranada”.

A lo anterior agregó que “la distancia es un punto importante, por lo que tenemos que tratar de pesquisar a tiempo o dentro de lo que podamos para poder intervenir si es necesario hacer algo con algún usuario. Acá consultamos por algún problema de salud en general, tomamos un control de signos, hacemos algún examen físico, si es necesario algún medicamento o algún otro procedimiento que se requiera”.

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EL ARRIERO COMO PATRIMONIO INMATERIAL

El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio dio a conocer que la práctica arriera y criancera de la cordillera de Antuco ingresó al Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile, esto tras una sesión del Comité Asesor.

A través de sus redes sociales, dieron a conocer que “la práctica arriera y criancera de la cordillera de Antuco, de la región del Biobío, se realiza en un lugar frío y de fuertes vientos. Desde hace siglos, debido a que los suelos de origen volcánico no son aptos para la agricultura, esta comunidad encontró en la ganadería de baja escala el oficio que les permitiera sobrevivir. Sabidurías, conocimientos y experiencias cordilleranas han sido transmitidas de forma oral y práctica de generación en generación dentro de las familias de Antuco, en sus inicios como una forma de sustento durante el verano (de diciembre a abril)”.

En la descripción de la actividad indicaron que “arrear es una actividad solitaria y mayormente masculina, donde el arriero montado en su caballo, sus perros pastores y, en ocasiones, una mula de apoyo, guían el ganado hacia parajes cordilleranos. Esta práctica trashumante implica saberes en el cuidado de sus animales, vacunas, control de enfermedades, plagas y permisos, pero por sobre todo conocimiento en el manejo de las zonas cordilleranas, manteniéndose en una constante relación de respeto y diálogo con la naturaleza. Además, de la crianza del perro y el caballo para apoyar en el cuidado y guía del ganado por las rutas marcadas por los viejos caminos trazados”.

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