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A pocos días del regreso a clases de miles de estudiantes en Los Ángeles, se han dado a conocer varios casos de irregularidades y complicaciones en algunos establecimientos educacionales, en sus diferentes niveles educativos, afectando a familias completas que esperaban un inicio de año escolar regular.
Fue el caso de la apoderada María José Dalidet y su pequeño hijo con diagnóstico de TEA, que asistió al nivel medio menor en un centro de estimulación temprana en la ciudad, pero que debió sacarlo rápidamente del lugar debido a que, de acuerdo a su testimonio, sufrió maltratos y situaciones aún sin esclarecer.
La ahora ex apoderada del establecimiento, relató que el "mismo día de la entrada de los niños al Centro de Estimulación el Tamborín, nos llamó la atención las educadoras no poseen uniforme ni credencial. Tampoco nos dieron la autorización para saber en qué sala iba a estar nuestro hijo, o qué baños o mudadores iban a ocupar para el proceso de adaptación".
"Lo primero que notamos raro fue que nuestro hijo salió más incómodo. La tía encargada del nivel medio menor inmediatamente nos dice que nuestro hijo no había querido comer colación, cosa que a nosotros nos llamó la atención porque es bueno para comer y en la casa a cualquier visita también les recibe la comida", añadió.
Sin embargo, acuerdo a su relato, lo peor ocurrió "cuando llegamos a la casa, lo primero que hago es revisarle el pañal, lo que estaba horrible porque estaba muy mal puesto. Nosotros les habíamos comprado todos sus artículos personales y no utilizaron ninguno".
"Mi hijo lamentablemente a la edad que tiene no puede hablar, entonces por sus gestos y movimientos, y cómo se comportaba, me dije que algo está pasando (...) Cuando salió ese día yo lo encontré raro, cabizbajo y la tía me dice que ‘Sabe que hoy se portó mal, no quiso comer de nuevo colación y aquí están las cosas de él’. Y mi hijo, al querer tomarlo en brazos, no quiso, tampoco que lo tocara, no quería nada, lo único que quería era arrancar del centro".
Debido a esta situación, aseguró que se comunicaron directamente con el centro para pedir grabaciones del establecimiento, recibiendo como respuesta es que no hay cámaras.
Ambos padres interpelaron al establecimiento a través de correos electrónicos, cuya respuesta, según María José, fue que "si ustedes no están satisfechos, ustedes saben que la matrícula es gratis y que lo pueden retirar".
María José Dalidet aseguró que "como padres estamos destruidos totalmente, en el sentido de que nos sentimos demasiado culpables de haberlo enviado ahí sin haber investigado. Porque confiamos en que nuestro hijo iba a estar con educadoras con títulos profesionales, que poseen los certificados de idoneidad psicológica para trabajar con niños que son TEA, Asperger, síndrome de Down u otros problemas".
También recalcó la importancia de esclarecer los hechos, sobre todo en establecimientos que trabajan con menores de edad. "Mi hijo no es el mismo de antes, era un niño alegre, que jugaba, se reía y estaba muy estimulado, y en dos días cambió completamente. Me siento culpable como mamá de haberlo enviado ahí", afirmó.
A través de un comunicado entregado por el Centro de Estimulación Temprana Tamborín, aseguraron que "para tranquilidad de todos, esta semana de inicio del año escolar ha sido tranquila y no ha sucedido nada negativo en ninguno de los cursos del establecimiento".
En relación a la queja de la apoderada, afirmaron que "lamentablemente no pudo comprender que el período de adaptación es una etapa complicada, tanto para los niños como para sus padres".
Agregaron que "el menor no fue agredido ni física ni psicológicamente, a la madre se le reportó, ambos días, durante las dos horas de espera, la estabilidad emocional del niño, demostrando con registro fotográfico su bienestar y que solo hubo llantos intermitentes, esperables en el periodo de adaptación".
El centro especificó que la madre pidió ingresar a la sala de clases, "cambiar ella el pañal y dar ella la colación a su hijo", lo que se contradice con el relato de la progenitora respecto de la misma situación.
Al respecto, otros apoderados y ex apoderados del mismo establecimiento hicieron sus respectivos reclamos y denuncias, de los cuales - al menos - dos llegaron a la Superintendencia de Educación para fiscalizar el centro y aplicar sanciones si corresponde.
Además, la jefa del Departamento Provincial de Educación del Biobío, Rosemarie Sánchez, aseguró que "en relación a la madre que expone una situación de discriminación de su hijo en condición TEA en el Jardín Tamborín, hemos dado contención a la madre, la hemos escuchado, hemos puesto la orientación de la denuncia a la Superintendencia de Educación".
Hizo hincapié en la importancia de hacer las denuncias y reclamos correspondientes por la vía regular, para que la Superintendencia de Educación revise el caso y aplicar las medidas necesarias.
"Si necesitan ayuda, sin duda que nosotros como Departamento Provincial también podemos prestarle ayuda para que hagan la denuncia correspondiente. Luego, se ponen en contacto los supervisores o fiscalizadores de la Superintendencia de Educación con los apoderados en relación a cómo va el seguimiento de lo que hayan planteado. Y nuevamente plantear que situaciones de delito, de vulneración de derechos, la denuncia inmediata es bajo los Tribunales que son los órganos competentes en este caso".
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