La escasez de agua potable en sectores rurales de la provincia de Biobío sigue siendo una preocupación latente para las familias campesinas. Diario La Tribuna ha recogido diversos testimonios este año, de vecinos que viven en condiciones precarias por la falta de un servicio básico.
Esa es la realidad que enfrentan 217 familias del sector rural de La Capilla en Cerro Colorado, unos 20 kilómetros al nororiente de la ciudad de Los Ángeles, quienes aseguran que desde abril pasado no cuentan con agua potable en sus hogares.
Cansados de vivir sin una solución y sin respuestas de las autoridades, los vecinos del sector se organizaron para expresar su malestar. Con carteles y lienzos, el miércoles se manifestaron a un costado de la carretera, en la entrada de la Escuela La Capilla, en el kilómetro 15 del camino Cerro Colorado. Culpan al Servicio Sanitario Rural (SNR) por la falta de agua potable en la zona.
Diario La Tribuna conversó con Héctor Cid, presidente de la junta de vecinos, quien explicó la difícil situación que atraviesan las familias y la urgencia de que las autoridades tomen medidas concretas. "El sistema de agua potable rural (APR) dejó de funcionar en abril de este año, cuando el pozo se secó. Lo que necesitamos es que alguna autoridad nos indique qué hacer, porque el pozo que construyeron tiene solo 40 metros de profundidad para 217 familias, y claramente no es suficiente", señaló Cid.
Según Cid, el pozo, construido en 2012 y puesto en funcionamiento cuatro años después, fue mal diseñado, ya que no se consideró la cantidad de personas que lo utilizarían. Como resultado, no pudo abastecer a todas las familias y finalmente se secó. "Todo comenzó con un proyecto aprobado que, a la larga, nos dejó sin agua", comentó.
Antes del sistema de agua potable, las familias extraían agua con punteras y se la compartían entre vecinos. Algunos terrenos eran tan rocosos que no podían tener pozo, lo que agravaba la situación.
Añadió que hace dos años, la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) construyó un nuevo pozo, con más de 100 metros de profundidad, para complementar el existente. Sin embargo, nunca se puso en funcionamiento, ya que carece de energía trifásica, necesaria para operar.
Aunque la responsabilidad no recae directamente en el municipio, Cid destacó que desde el primer día que se quedaron sin agua, el municipio respondió con rapidez y, a diario, dos camiones aljibe surten de agua a las comunidades. "Actualmente nos entregan 20.000 litros diarios, pero esa cantidad es mínima, no alcanza ni para el 20% de los vecinos", se lamentó Cid.
Además, señaló que han solicitado ayuda para limpiar el pozo contaminado y seco. Según él, desde la DOH les informaron que la mantención del pozo depende de las familias que residen en el sector: "Desde que comenzó el problema en abril, nos dijeron que nosotros debíamos encargarnos de limpiar y mantener el pozo".
Actualmente, las familias sin recursos para construir un pozo propio dependen completamente del agua que entregan los camiones aljibe.
Felipe Rivas, operador de la planta de agua del comité, relató cómo su familia ha intentado subsistir. "Tuvimos que endeudarnos para construir un pozo en nuestro patio y así ayudar a nuestros vecinos, que son adultos mayores y no tienen acceso al agua".
Añadió que el agua de los pozos antiguos, que algunos vecinos han reactivado, no es potable. "Muchos han vuelto a usar pozos que no se utilizaban desde hace cinco o seis años, pero esa agua está retenida y no es apta para consumo. Están comprando agua embotellada para beber".
También mencionó el costo que implica el uso de bombas eléctricas para extraer el agua. "Las bombas funcionan con electricidad, y eso encarece todo. Para vivir dignamente en el campo se necesita agua potable y electricidad. Sin agua potable, es difícil no enfermarse".
El director regional de la DOH, Claudio Morales, aseguró que están trabajando en una solución definitiva y que mantienen comunicación con el comité de agua respecto a los avances.
Explicó que, lamentablemente, la primera licitación para habilitar el pozo, ubicado a tres kilómetros de la planta de tratamiento actual, no tuvo oferentes, pero esperan relanzar la licitación en noviembre de este año, con los recursos aprobados para 2025.
Según el Censo 2017, 383.204 viviendas en Chile carecen de agua potable. En las zonas rurales, el 47,2% de la población se abastece de pozos, ríos, vertientes o camiones aljibe. La encuesta Casen 2017 mostró un aumento en la falta de servicios básicos entre 2015 y 2017. El consumo de agua de fuentes no seguras representa un grave riesgo para la salud.
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