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"Mis duendes cambiaron mi vida": El arte que sanó a una madre y a su hija

por María Paz Rivera Arévalo

"Pedí ayuda con todo el corazón y nuestras vidas cambiaron", relata la artesana, quien convirtió la adversidad en creatividad y emprendimiento que ahora la lleva a exportar su arte a distintos países.

Duendes carolina / La Tribuna

Durante más de 14 años, Carolina Gómez Lobos ha entregado su vida a una combinación de amor y dedicación. Luego de enfrentar el desafío de cuidar a su hija, quien debido a una delicada condición de salud requería atención constante, decidió abandonar su empleo para dedicarse completamente a su bienestar.

En medio de esa adversidad, Carolina encontró una nueva pasión: la creación de duendes, un arte que transformaría su vida.

Recuerda que, en momentos de angustia, pidió ayuda a su "duende" con la esperanza de que su hija mejorara. Con esfuerzo y fe, presenció cómo su niña se recuperaba tras una larga operación. "No pedía un milagro, solo un cambio en nuestras vidas. Le pedí a mi duende con todo el corazón", relata. Este momento la inspiró a explorar su creatividad y a crear figuras mágicas en porcelana.

Con el tiempo, y con el apoyo de personas en su comunidad, fue construyendo su emprendimiento, conocido hoy como "Duendes Carolina", cuya dirección es la calle Los Nogales 114 de la villa Las Quintas, en la zona sur de la ciudad de Los Ángeles.

Aunque las primeras etapas fueron complicadas, descubrió que la porcelana argentina, por su calidad y fijación, le permitía mejorar sus creaciones y ampliar su oferta.

Actualmente, Carolina no solo hace duendes, sino que ha establecido una conexión profunda con cada pieza que crea. Explica que no usa moldes, ya que cada figura es única y tiene "vida propia". "La energía de mis manos se fusiona con la de los duendes", afirma, reflejando la magia que siente al dar vida a cada obra.

EXPANSIÓN DEL NEGOCIO

Su negocio ha crecido con los años: participa en ferias y cuenta con clientes leales que regresan para comprar sus productos o solicitar reparaciones. Su arte ha trascendido fronteras, y recibe pedidos de diversos países, especialmente de Europa y Latinoamérica.

"He asistido a muchas ferias organizadas por Fosis y Sercotec y he ganado varias distinciones, entre ellas la de ‘mejor emprendedor, innovador’. También pertenezco a una agrupación llamada Espacio Artesano, y realmente ya la gente me busca", cuenta.

CONEXIÓN PROFUNDA

A través de su historia, esta madre ha superado sus propios desafíos y ha creado un legado de creatividad y resiliencia que inspira a otros a encontrar su propio camino, incluso en las situaciones más difíciles.

Sobre la conexión y el amor que siente por su arte, Carolina explicó que los duendes llegaron a su vida en un momento en que necesitaba apoyo.

"Cuando empecé a hacer duendes, siempre he dicho que fue algo mágico. Con lo de mi hija, me vi enfrentada a qué hacer para salir adelante, porque en realidad yo fui mamá y papá", comparte.

"Fue como si hubiera conectado telepáticamente con ellos", recuerda. Desde el momento en que pidió ayuda a sus duendes, sintió que su vida tomaba un nuevo rumbo. Sin conocimientos previos en la creación de estas figuras, su intuición la guió hacia el modelado en porcelana, lo que se transformó en una terapia sanadora para ella y su familia.

SERES MÁGICOS

A lo largo de su trayectoria, Carolina ha aprendido tanto de su experiencia como de otros, y ha comprendido que los duendes son seres especiales que habitan en la naturaleza y pueden interactuar con aquellos que tienen un corazón puro.

"Hay quienes dicen que los niños pueden verlos, y creo firmemente en ello", afirma. Para ella, los duendes representan más que figuras; son portadores de energía positiva y de una magia que transforma la vida de quienes los reciben.

El camino no ha estado exento de desafíos. Desde el uso de materiales de baja calidad hasta el descubrimiento de mejores insumos, cada paso ha sido un aprendizaje. Con el tiempo, Carolina ha diversificado su arte, creando no solo duendes, sino también otros seres mágicos como brujitas, siempre buscando transmitir la energía y amor que siente al elaborarlos.

Hoy, su vida está profundamente marcada por esta conexión. "Mis duendes me han enseñado a ser más humilde, a valorar las cosas simples de la vida y a ver siempre lo positivo", reflexiona. Su historia es un testimonio del poder de la creatividad, la resiliencia y la magia que todos llevamos dentro, recordándonos que, a veces, las dificultades nos llevan a caminos inesperados y hermosos.

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