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La madrugada del 19 de septiembre, Tomás, un joven de 17 años, sufrió un disparo en la cabeza mientras disfrutaba con su familia en las ramadas del sector rural de Cancha Rayada, hacia el poniente de Los Ángeles, por el camino a María Dolores.
Según los antecedentes, el proyectil fue disparado por un hombre que no debía encontrarse en ese lugar, porque estaba con la medida cautelar con arresto domiciliario.
El sospechoso, de nacionalidad extranjera, estaba involucrado en una pelea completamente ajena al joven cuando percutó varios disparos, uno de los cuales impactó en la cabeza de Tomás. El presunto autor de los balazos fue detenido días después por detectives de la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones de Los Ángeles, siendo formalizado por los delitos de homicidio frustrado y porte ilegal de arma de fuego.
Sin embargo, desde entonces, la vida del joven y su familia ha estado marcada por las secuelas del incidente y por las dificultades en el proceso de atención médica y recuperación.
El joven fue trasladado al Complejo Asistencial "Dr. Víctor Ríos Ruiz" de Los Ángeles, donde sobrevivió pero con severos daños neurológicos. Permaneció más de un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y posteriormente, recibió atención en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) y en Neurocirugía. Sin embargo, sus familiares expresaron descontento con las condiciones del hospital y el trato recibido.
Criss Cárcamo Yáñez, tía del adolescente, denunció a través de redes sociales lo que considera una falta de compromiso por parte del sistema de salud. En su relato, destacó que las condiciones del hospital eran precarias y que el trato hacia su sobrino no fue el adecuado.
"La sala estaba llena de cortinas rotas, no había privacidad. Al abrir la ventana, se veía suciedad, restos de palomas y moscas", comentó. En conversación con diario La Tribuna, también señaló que el cambio de pañales de Tomás dependía de las solicitudes de la familia y no de una rutina establecida por el personal.
Cárcamo también criticó la actitud de los kinesiólogos y otros trabajadores de la salud, de quienes, afirmó, "no se ve esfuerzo ni dedicación" en la atención al joven.
Tras el alta hospitalaria, la situación no mejoró, según su tía. A pesar de ser un paciente postrado, la única herramienta de apoyo que recibió fue un colchón antiescara. "Para comer, tenemos que sentarlo en un ángulo de 60 grados, y de su rehabilitación ni hablar. Está en lista de espera", aseguró.
Desde el Complejo Asistencial de Los Ángeles, indicaron que Tomás se encuentra en una segunda hospitalización y que "en ambas oportunidades ha recibido múltiples atenciones de los equipos clínicos del Complejo Asistencial Dr. Víctor Ríos Ruiz".
No obstante, no entregaron detalles específicos sobre las denuncias realizadas por la familia ni sobre el estado actual del joven.
Los familiares afirmaron que han presentado reclamos para buscar soluciones que ayuden a mejorar la calidad de vida de Tomás, pero afirman no haber recibido una respuesta concreta. "Nada mejora. A pesar de todo lo que hemos pasado, no recibimos una respuesta adecuada", expresó Cárcamo.
La tía del joven manifestó su preocupación por quienes podrían enfrentarse a situaciones similares y reiteró la necesidad de contar con un sistema de salud que pueda responder de manera eficiente a casos como el de su sobrino. "¿Qué tiene que pasar para que las cosas cambien?", concluyó.
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