Cultura

Memorias de Biobío: El paso de Atacalco que está "Arriba en la cordillera" (de Biobío)

Aunque medios de Ñuble han referido que el cantautor se refiere a la localidad de la comuna de Pinto, lo cierto es que Manns habla del paso fronterizo ubicado en el extremo norte de la comuna de Antuco, lugar al cual se llega por intrincados caminos cordilleranos o surcando el lago Laja a través de alguna embarcación.

12-2, arrieros en avanzada Los Barros,
12-2, arrieros en avanzada Los Barros / FUENTE:

El

paso de Atacalco, célebre por ser mencionado en la canción Arriba en la cordillera,

del destacado creador nacional Patricio Manns, está situado en la comuna de

Antuco, dentro del parque nacional Laguna del Laja, justo en el límite norte de

la provincia de Biobío, a varios kilómetros de la recién creada región de

Ñuble.

Sin

embargo, por un error de ubicación geográfica, se suele situar dicho fronterizo

en la vecina región de Ñuble. ¿La razón? Básicamente porque existe una

localidad en la comuna de Pinto que lleva ese nombre.

De

hecho, varios medios de comunicación ñublenses han hecho publicaciones que

aseguran que Patricio Manns basó su popular canción en una experiencia vivida

en el pueblito de Atacalco.

Por

cierto, ese tema, que salió a la luz en 1965, es considerado uno de los más

representativos de la Nueva Canción Chilena y está catalogado dentro de las

creaciones de la música popular más importantes del siglo XX, al mismo nivel de

Gracias a la vida, de Violeta Parra, y Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara.

Sin

embargo, es preciso aclarar que Patricio Manns no se refería a esa localidad

precordillerana de la comuna de Pinto que se ubica en la margen norte del río Diguillín,

en el inicio de los contrafuertes cordilleranos, lejos de la línea fronteriza

con Argentina.

El

también escritor y periodista oriundo de Nacimiento estaba hablando del paso

fronterizo ubicado en el extremo norte de la comuna de Antuco, lugar al cual se

llega por intrincados caminos cordilleranos o surcando el lago Laja a través de

alguna embarcación. No lejos de ahí está la avanzada de Carabineros de Cuatro

Juntas, que hace soberanía en una geografía abrupta pero maravillosa, y cuyo

fin inicial era controlar el paso ilegal de ganado al país.

El

mismo compositor ha rememorado el episodio que lo llevó a componer ese clásico

del cancionero popular, cuyos acordes y melodías las sacó en una sola pero

intensa noche de trabajo creativo.

Pero

todo partió lejos de la cordillera y de las experiencias de los arrieros. En

realidad, la historia tuvo un inicio bastante menos evocador: Manns visitó a un

primo en Nacimiento con quien, al fragor de una cantidad excesiva de vino y

cerveza, tuvo la brillante idea de quemar el aserradero de un pariente. Aunque

no lograron su propósito del todo, fueron denunciados por el dueño.

Sometido a semejante disyuntiva, Patricio Manns optó por huir del largo brazo de la justicia que se cernió sobre él y su pariente. Primero escapó a Los Ángeles. Después siguió a caballo hacia arriba, hacia los confines cordilleranos, hasta cerca del paso de Atacalco. Fue ahí, en los lagos cumbrereros (lago Laja), donde vivió y conoció las experiencias de los arrieros que se ganaban la vida como cuatreros, es decir, robando ganado argentino para traerlo a suelo nacional por esos recónditos pasos cordilleranos.

De

hecho, el mismo autor refrenda la cercanía del lago Laja con su estancia

temporal de escape: Se pasaban el día entero pescando; la laguna del Laja

estaba muy cerca. Aparte de pescado, generalmente comían carne de caballo. A

veces carne de vacunos que traían de otros lados. Pero su tarea principal era

traer animales del otro lado. Ese ganado robado se vendía después en Los

Ángeles o en Mulchén.

Después

conoció el paso de Atacalco propiamente tal. Así lo describió: era muy

estrecho. No entendía cómo hacían pasar ganado por ahí. Hacia abajo había un

abismo de mil metros. Y hacia arriba un farellón de otro kilómetro. Por ahí

había que pasar y pasaban en invierno, cuando el ganado argentino se apega a la

cordillera para refugiarse entre los pequeños matorrales que hay abajo, y donde

se alimentan y están protegidos del viento. Al otro lado hay unas pampas

inmensas. Estos hombres esperaban el invierno, se iban al otro lado y de vuelta

traían arreos hasta de 100 animales. Los metían por el paso y ya el ganado no

tenía vuelta atrás, porque el que trataba de darse vuelta se caía para abajo.

El espacio era justo, el ancho de una vaca, y los jinetes tenían que ir muy

despacito en sus caballos y bien pegados a la muralla de piedra, aseguró.

Además,

el propio compositor aporta un par de antecedentes adicionales que relacionan

esa canción con nuestra provincia de Biobío. Los Angeles, Santa Fe, fueron

nombres del infierno... hasta su casa llegaba, la ley buscando al cuatrero, dice

en una parte de la letra en evidente referencia a esta zona.

A

propósito de cuatreros, ellos operaron hasta los años 80 en la zona fronteriza

de Biobío, aprovechando su conocimiento al detalle de esa abrupta geografía.

Una de sus correrías en suelo argentino ocasionó un brote de fiebre aftosa en

Alto Biobío en 1984, el que obligó a sacrificar todo el ganado de ese

territorio que antes era parte de la comuna de Santa Bárbara.

La

mayor presencia policial en ambos lados de la frontera fue terminando con esta

actividad, aunque todavía se mantiene la trashumancia del ganado desde las

zonas bajas hasta las partes altas de la cordillera, donde la nieve da paso al

pasto que brota generoso en la primavera.

Se

dice que uno de los últimos cuatreros vivió sus días finales en el hogar de

ancianos Don Orione, falleciendo en los años 90. Quizás fue uno de aquellos que

conoció Patricio Manns cuando estuvo por los lagos cumbrereros de la provincia

de Biobío (y no de Ñuble).

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