El sueño de la arquitecta y tatuadora que busca que artesanas de Cabrero expongan en Canadá

Teresa Ruz es arquitecta. Pero también es una tatuadora que lleva una década dedicada a este arte sobre el cuerpo. Sin embargo, primero que todo y antes que nada, ella se considera una cabrerina de corazón. A donde quiera que vaya, lleva el nombre de Cabrero siempre por delante.

Teresa – o Tere como le dicen sus amigos – egresó de la carrera de arquitectura en la Universidad del Biobío pero descubrió que su verdadera inspiración iba por el arte del tatuaje. “Comencé a explorar de a poco. En el tiempo en que aprendí no había cursos online o tatuadores que quisieran compartir su arte. Tuve que aprender de manera audodidacta”, recuerda.

A tanto ha llegado su especialización que durante este año y el anterior, Ruz ha sido invitada a estudios de tatuadores en Canadá y Estados donde ha desarrollado su trabajo y ha aprendido con artistas de distintos lugares.

En conversación desde Chicago, en Estados Unidos, poner acento en la importancia de “salir a explorar el mundo, hay que atreverse. Imagínate la oportunidad que dar ser tatuadora porque puedes venir a cualquier estudio y presentar tu book de trabajo, lo que no sucede con mi profesión de arquitecta porque si quiero ejercer, tengo que hacer un montón de papeles”.

“Esto abre tu mente porque ves un universo que es muy distinto en el que vives habitualmente que observas los detallitos que te los quieres llevar a tu comuna. Sin duda que es una experiencia muy enriquecedora”, señala.

Pero Tere Ruz no se queda solo con lo que ha vivido y conocido en otras geografías. “En todos mis viajes, he conocido a personas maravillosas que pueden ayudar a articular redes. En este mundo tan globalizado es necesario abrirnos. Ahora todo es más accesible”, recalca.

Y precisamente esos contactos son los que la han puesto de cabeza en un proyecto para un ambicioso proyecto: conseguir que las artesanas de Cabrero, agrupadas en una feria llamada Mil Colores, puedan instalarse en la Exposición Nacional Canadiense que se realizará en Toronto, entre el 18 de agosto y el 3 de septiembre.

Para hacer realidad este sueño, se está empujando a través de la fundación Latitud 37, que ya está culminando su etapa de conformación legal (el nombre responde a la ubicación geográfica de Cabrero en un mapa).

La feria Mil Colores está formada por mujeres emprendedoras de esa comuna, muchas de ellas dueñas de casa, quienes –de manera colaborativa – trabajan en una artesanía identitaria y gestionan los distintos lugares dentro y fuera de la comuna para presentarse y comercializar sus creaciones.

La idea es que las emprendedoras cabrerinas puedan estar en Exposición Nacional Canadiense que se realiza una vez al año en Toronto, con la participación de países de muchos rincones del planeta. “Hay un sector de exposición para los distintos países que presentan sus artesanías y comidas típicas. Cuando supe que nuestro país no estaba, pensé que sí podemos estar ahí”, rememora.

Admite que “cuando se lo planteé a las socias, la primera reacción fue de cómo lo vamos a lograr, dijeron que era muy difícil pero cuando les dije que había que buscar apoyos, que había que gestionarlo, ahí comenzaron a florecer, se empezaron a motivar. En eso estamos ahora, gestionando estar en Canadá a mediados de agosto”.

Por lo pronto, señala Tere Ruz, “estamos postulando a la feria donde habrá una comisión organizadora que nos dirá si calificamos”. Sin embargo, tiene la confianza en que puedan estar con la feria Mil Colores “para que nuestras artesanas lleven su artesanía identitaria y la puedan compartir en ese pequeño mundo que estará reunido en esa feria en Canadá. Es un reto bastante importante pero que, sin duda, estamos esforzándonos al máximo para poder lograrlo”.

Aunque sabe que no todas las integrantes podrán viajar si consiguen los recursos, “sí se puede llevar la mayor cantidad de artículos de distintos artesanos. El impacto que producirá esa experiencia será algo enorme”.